Los bancos centrales están a punto de comenzar a retirar el estímulo que han inyectado en sus economías mediante la compra de bonos. Para el Banco de Inglaterra, en particular, reducir su balance y al mismo tiempo elevar las tasas de interés dirige a la política monetaria hacia un territorio desconocido. Las autoridades podrían encontrarse de repente en la mira, acusados de exacerbar la desaceleración económica que han pronosticado.
El banco central del Reino Unido, que ya ha avanzado en su ciclo de alzas de tasas, está a punto de acelerar la contracción de su cartera de expansión cuantitativa de 863,000 millones de libras (US$ 1,04 billones). En marzo dejó de reinvertir la deuda que vencía y, después de su reunión de política monetaria del 15 de septiembre, planea comenzar a vender gilts en el mercado secundario. El problema es que como en los últimos 13 años solo ha habido más y más expansión cuantitativa, primero a raíz de la crisis financiera mundial y luego para mantener activo el crecimiento durante la pandemia, nadie sabe cuál será el impacto económico de quitarle 80,000 millones de libras esterlinas —cerca de US$ 100,000 millones— de liquidez al banco central anualmente.
El Banco de Inglaterra ha sido muy cuidadoso en establecer una distinción entre su principal herramienta de política de tasas de interés y esta medida complementaria del llamado ajuste cuantitativo. Si bien dice que no anticipa que el ajuste cuantitativo tenga mucha influencia en las condiciones monetarias, en realidad es una suposición. Si la liquidez en el sistema bancario se agota, esto podría convertirse fácilmente en fútbol político.
Y aquí llegamos a aguas peligrosas: tuvieron que parar los dos primeros intentos de ajuste cuantitativo de la Reserva Federal y, en última instancia, revertirlos. Falta ver con qué facilidad el Banco de Inglaterra puede reducir su balance sin provocar una crisis en el mercado de bonos, justo cuando la Fed también trata de deshacerse de US$ 95,000 millones al mes de su balance de US$ 9 billones. Pero algo es seguro: ha resultado difícil lograr que los banqueros centrales calculen el efecto de la liquidación de sus tenencias de bonos en términos equivalentes a un cambio en las tasas de interés oficiales.
El cálculo de expansión cuantitativa más específico provino del exgobernador del Banco de Inglaterra Mark Carney. En un discurso de enero del 2020, dijo que el banco central estimaba que cada 25,000 millones de libras en compras de bonos tenían el mismo efecto que recortes de tasas de 25 puntos básicos. El presidente de la Fed, Jerome Powell, estimó en su conferencia de prensa del 4 de mayo que US$ 1 billón de ajuste cuantitativo equivale a un único aumento de la tasa en 25 puntos básicos. Esa disparidad dice mucho sobre lo resbaladizo que puede llegar a ser un pronóstico.
El Banco de Inglaterra también soltará sus 19,000 millones de libras en bonos corporativos para abril del 2024. Puede que no parezca mucho en comparación con las enormes tenencias en gilts del banco central, pero puede causar réplicas en el mercado crediticio de grado de inversión en libras, ya que equivale a dos tercios del volumen anual de nuevas emisiones corporativas. Sin duda, podría hacer que los diferenciales crediticios se amplíen y entorpecer el paso de posibles emisores si compiten con el banco central por la demanda de los inversionistas.
El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, ha dejado claro que el banco central tiene la intención de retener una cartera de bonos considerable, probablemente de la magnitud de los 450,000 millones de libras que tenía antes del apoyo de emergencia por la pandemia. Se reducirá el bote de la expansión cuantitativa en alrededor de 240,000 millones de libras para el 2026, con ventas activas de 160,000 millones de libras que completarían fácilmente la tarea. Una mayor reducción en el balance del banco central provendrá de la expiración del apoyo pandémico otorgado directamente a bancos y empresas, ya que en los próximos tres años se acabará la mayor parte de los aproximadamente 192,000 millones de libras en circulación del paquete de apoyo. Habrá que manejar con cuidado la liquidez en el sistema bancario.
El comité de política monetaria dice que se pueden suspender las desinversiones de bonos planeadas en períodos de tensión en el mercado, pero el vicegobernador Dave Ramsden indicó esta semana que había una “barra alta” en lo referente a detener las ventas, incluso si el banco central cambiaba de dirección en las tasas de interés y comenzaba a reducir los costos de endeudamiento. Más de una década de balances en constante aumento sugiere que eso podría ser tan solo una ilusión.
Todo podría salir bien; el mercado podría absorber la oferta adicional de gilts, y el sector financiero manejar la reducción de la liquidez. Pero la dependencia constante de la generosidad monetaria en los últimos años difícilmente infunde confianza en que la economía del Reino Unido —que ya está en una situación complicada— pueda manejar dos obstáculos: el retiro del estímulo y mayores costos de endeudamiento. Repetiré lo que decían los mapas antiguos para referirse a territorios inexplorados o peligrosos: “Aquí hay dragones”.