A medida que las restricciones gubernamentales disminuyen, los líderes enfrentan muchos problemas complejos, sobre todo de salud y seguridad. Por ello, es importante empezar a trabajar con las personas adecuadas y en el momento, lugar y forma correcta para que se sientan motivados y resistan, señaló el Boston Consulting Group (BCG).
“El 46% de las personas indican que esperan volver de manera significativa a un modelo presencial en los próximos tres meses. Las personas que laboran en el área de operaciones son las de mayor demanda, ocupando un 63% de importancia”, indicó Joaquín Valle, managing director y partner de BCG.
En Perú, mientras se implementan las fases de reactivación económica, las compañías deberán evaluar cómo su personal y sus modelos organizativos pueden acoplarse y reconstruirse para hacer frente a la crisis, añadió el ejecutivo.
“Estos criterios, revelarán nuevas oportunidades para generar valor comercial, superar a los competidores y prosperar en la nueva realidad”, agregó.
Para lograr adaptarse a esta nueva realidad, el estudio “People Priorities in the Ramp-Up and Return to Work establece siete prioridades de las compañías en la aceleración y el regreso al trabajo.
Priorice el teletrabajo. Las organizaciones deben proporcionar niveles más altos y continuos de soporte digital, seguridad, colaboración y capacitación para los empleados que trabajen de forma remota. En muchas compañías, el 80% de los empleados o más ahora trabajan bajo esta modalidad.
Además, deben adaptar sus prácticas de personal, contratos laborales y repensar los métodos para medir, valorar y reconocer el trabajo remoto.
También se les recomienda tener en cuenta que la carga laboral debe ser sostenible y no esperar que las personas trabajen al mismo ritmo que antes de la crisis. El trabajo debe ser esencial, opcional e importante, pero no inmediato.
Salud en el trabajo. Las personas volverán a trabajar en la medida en que confíen que se mantendrán saludables. Por ello, se debería implementar un código de conducta COVID-19, que establezca pautas y protocolos para garantizar la seguridad, cubrir el distanciamiento, la densidad, el control de la salud física y mental, la remuneración por enfermedad y la detección. Este código también podría establecer obligaciones y responsabilidades para los empleados.
Prepare la aceleración. La mayoría de las empresas reaccionaron rápida y decisivamente en las primeras semanas de la crisis. Muchos empleados que regresan a trabajar deben ser bienvenidos y reintegrados a la fuerza laboral. Ellos necesitarán confiar en que su riesgo de infección es mínimo, a la vez deberán volver a capacitarse con habilidades digitales para el nuevo entorno empresarial.
Fuerza de trabajo. Muchas compañías deben reajustar sus necesidades de mano de obra para reflejar la demanda comercial. Además, deben alinearse rápido con los sindicatos y los consejos de trabajadores para definir y priorizar las medidas de recursos humanos más apropiadas y flexibles a nivel local, así como cooperar con otras empresas. Por ejemplo, muchas aerolíneas han capacitado a su personal en primeros auxilios, con ello tuvieron la oportunidad de apoyar a enfermeras y médicos en hospitales.
Active la gestión y el liderazgo de cambio. Los líderes de toda la organización necesitan apoyo durante la fase de lucha. Para ello, es necesario formar una Oficina de Formación de Proyectos (PMO) COVID 19. Estas oficinas deberán ser precisas y enfocadas en manejar los desafíos del trabajo remoto, los empleados inestables y las perspectivas comerciales inciertas.
Aproveche lo digital y la IA. Las herramientas tecnológicas le permitirán gestionar la salud de los empleados combinando el poder, la velocidad y la transparencia de la tecnología con el juicio y la experiencia de las personas.
Los sistemas de vigilancia digital que rastrean la regulación, el compromiso de los empleados, el entorno competitivo y las necesidades del cliente también serán esenciales.
Propósito y cultura. El propósito, siendo la razón de ser de una empresa ayudará a proporcionar la claridad, la orientación y la motivación; y la cultura brindará los valores y comportamientos que informan cómo se realiza el trabajo.
Ambos proporcionan un enfoque a largo plazo que ayuda a los empleados a reconocer el valor de su trabajo y su propia contribución al bien común.