Algunos días odias, odias y odias tu trabajo. Otros días, te preguntas si realmente eres infeliz o si simplemente estás aceptando la realidad de que los días laborales a menudo pueden parecer un largo y tedioso trabajo.
“Piensas: ‘¿Estoy en mi derecho de querer más o es realmente tan malo?’”, dice Jenny Blake, exgerente del programa de desarrollo profesional en Google.
Obtener claridad es importante tanto para tu felicidad como para tu éxito profesional, agrega Carla Harris, asesora sénior de clientes de Morgan Stanley .
Es natural sentirse asustado e inseguro cuando te encuentras en la zona gris de decidir si tu trabajo es simplemente mediocre o francamente desgarrador. Para ayudarte a resolverlo, Blake y Harris sugieren que te hagas estas siete preguntas.
1. ¿El lugar de trabajo es tóxico?
Algunos trabajos (y algunas organizaciones) son legítimamente terribles y tóxicas. “Cuando te sientes activamente incómodo en el trabajo o incluso [cuando estás] pensando en el trabajo, es una señal de alarma de que tu forma de trabajar no funciona”, dice Blake. Planifica tu estrategia de salida.
2. ¿Te sientes agotado?
Puede que tu trabajo no sea tóxico, pero aun así agota tu energía. Antes de tomar decisiones precipitadas, considera si tus problemas son temporales o si es probable que persistan a largo plazo.
3. ¿Te sientes miserable o estás aburrido?
El aburrimiento ocasional es de esperar, pero si se convierte en una lucha diaria y “no hay nada en tu trabajo que te ilumine”, el tedio puede minar tu satisfacción laboral, afirma Blake. Harris sugiere reflexionar sobre las “habilidades que deseas desarrollar, las experiencias profesionales que deseas tener y los tipos de personas que deseas conocer”. Comprueba si tu empresa ofrece oportunidades que coincidan con lo que estás buscando. Si tu empresa carece de esas oportunidades, busca otras alternativas.
4. ¿Hay algo en el trabajo que te guste?
Según Blake, si tu trabajo es un abismo que te chupa el alma o es “aburrido”, pero tiene potencial de mejora, depende de la presencia de cualidades redentoras que hagan que valga la pena para ti. Ella recomienda pensar en las partes de tu trabajo que te satisfacen y que te ayudan a crecer.
5. ¿Realmente estás dando lo mejor de ti?
A veces el problema no es el trabajo en sí, sino cómo lo abordas. “Piensa en cómo te presentas en el trabajo”, dice Harris. “¿Vienes con una actitud positiva? ¿Realmente estás dándolo todo?”
6. ¿Necesitas amigos diferentes?
Nuestros cerebros están programados para centrarse en las experiencias negativas, gracias a un fenómeno llamado “sesgo de negatividad”. Quejarse puede ser catártico, pero no productivo. En lugar de competir en las Olimpiadas del “Mal Jefe”, Blake sugiere una ronda de “capullos de rosa”, donde cada persona comparta un éxito reciente, un desafío actual y algo que espera con ansias.
7. ¿Lo has intentado todo, pero sigues sintiéndote mal en el trabajo?
La insatisfacción laboral a menudo puede parecer una niebla cambiante que se cierne sobre ti. “Piensas: ‘¿Qué me pasa? Sobre el papel, mi trabajo parece estar bien. ¿Por qué no soy feliz?’”, dice Blake. No te apresures, dice, pero tampoco te quedes en un trabajo que te agota.
Los días malos en el trabajo son inevitables, pero es importante no confundir la incomodidad que supone enfrentarse a retos en el trabajo con la miseria más absoluta, afirma Harris. El crecimiento personal a menudo proviene de sortear y superar obstáculos.
Escrito por Rebecca Knight para Harvard Business Review
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