El mercado de trabajo en Perú muestra un panorama complicado por efecto del COVID-19 y la recesión económica, una prueba de ello es que -de acuerdo a proyecciones de la Organización Internacional de Trabajo (OIT)- se perderían hasta 1.5 millones de puestos de trabajo este año.
A lo que se suma un aumento de la informalidad laboral entre julio del 2019 y junio del 2020 en dos puntos porcentuales a 74% de 72%, lo que implica que casi 300,000 peruanos han migrado a ella, registrándose la mayor tasa de informalidad en mujeres y jóvenes (menores de 25 años de edad).
Ante ello, existen riesgos latentes -en opinión del director de la OIT para países andinos, Philippe Vanhuynegem- de no tomarse medidas concretas para reactivar el empleo de calidad como -por ejemplo- la multiplicación de los contratos laborales de corta duración y el aumento de los índices de informalidad laboral a niveles superiores a 75% hacia el 2021.
-¿Qué medidas urgentes se deben implementar para reactivar el empleo?-
Implementar, en primer lugar, el desarrollo de programas de empleo temporal como Trabaja Perú que podría ampliarse para inversiones de corta duración en sectores de salud, educación e infraestructura lo que generaría puestos de trabajo, que podría ir de la mano con un plan intensivo de mano obra para personas de baja calificación o con un plan de incentivos a sectores rezagados. Lo segundo es el desarrollo de incentivos para la contratación de las poblaciones más golpeadas y vulnerables -como las mujeres de baja calificación y jóvenes- a fin de que pueden integrarse al mercado de trabajo a través de un subsidio estatal a la planilla o incentivos tributarios. Una tercera medida es la de construir un sistema de capacitación y formación para promover la reconversión laboral dirigido a sectores que no se reactivarán de manera inmediata como las relacionadas al turismo u entretenimiento.
-¿Y en el mediano plazo?-
En primer lugar modificar la estructura productiva del Perú ya que los sectores de productividad alta como minería, servicios financieros, electricidad, gas y agua apenas generan el 2% del empleo mientras que los sectores con productividad media y baja el 87.7% del empleo. No es normal que de 3 millones de empresas o unidades económicas, más de 2 millones sean informales o producto del autoempleo. La segunda es desarrollar una política de desarrollo productivo, lo que significa crear cluster de sectores para aumentar la productividad a fin de competir con productos y servicios con valor agregado y no simplemente ser un país de extracción productiva de minerales o agropecuario. La tercera es promover la inversión en tecnologías de información ya que durante la pandemia muchos sectores se han digitalizado lo que abre un campo nuevo al comercio, lo que es una fuente de empleo a mediano plazo.
-¿Están trabajando junto al MTPE en la implementación de algunas de estas propuestas?-
Estamos realizando un acompañamiento al diálogo social en las mesas sectoriales de comercio, restaurante y alojamiento, manufactura y construcción civil a fin de encontrar medidas -en el corto plazo- para que estos sectores se reactiven con protocolo de bioseguridad efectivos. Hemos apoyado -igualmente- en el pasado los programas temporales de empleo como Trabaja Perú, ya que tenemos una unidad especializada. También apoyamos a la reconversión profesional para el reconocimiento de algunas capacidades laborales. En términos de incentivos laborales, no estamos trabajando concretamente con Perú.
-¿Qué tipos de incentivos o subsidios se podrían implementar?-
El último estudio de la OIT muestra que las mujeres y los jóvenes son las poblaciones que están al borde de la informalidad, por lo que si dejamos la situación tal cual, estas personas no podrá reinsertarse a la formalidad. Para romper este circulo vicioso desde el Estado se deben crear las condiciones para que las oportunidades sean iguales, garantizando los derechos laborales. Ante ello se podría implementar incentivos para que sea atractivo la contratación de jóvenes. En Francia, por ejemplo, se implementó un subsidio a la cotización social de seis meses a un año para promover la contratación de un número determinado de personas, respetándose los derechos laborales. El gran problema es establecer las condiciones entre empresariado y trabajador para que el empleo subsidiado se convierta en un empleo a plazo indeterminado. No hay una solución milagrosa. Esta alternativa debería ser debatida por los sectores involucrados y producto de un diálogo tripartito. Con ello no estamos diciendo que necesitamos una Ley Pulpín 3, lo que sí es necesario son incentivos fiscales o subsidios laborales para la contratación de jóvenes y mujeres.
-De acuerdo el BCR, el empleo recuperará su nivel preCOVID-19 en el verano del 2021. ¿Será así, cuál es su proyección?-
Si no hay cambios en la matriz productiva o incentivos a la contratación, si puede haber una recuperación del empleo, pero de qué tipo. Probablemente del empleo informal, como refugio de subsistencia, o la multiplicación de los contratos de corta duración. Es decir, las empresas no se atreven a contratar para periodos de larga duración lo que precariza el empleo. No digo que ello vaya a pasar, pero es un riesgo. Más que el indicador de recuperación del empleo, el valor más importante es cuando la tasa de informalidad vuelva a niveles por debajo del 70%. Si logramos esa tendencia, ahí se podrá decir que Perú ha recuperado un nivel de empleo adecuado.
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