La legislación prohibe que en las convocatorias laborales se establezcan requisitos discriminatorios, salvo que existan razones objetivas que lo justifiquen.
No obstante, en las ofertas de empleo en algunos casos aún se observa la presencia de algunos filtros discriminatorios, advierte el abogado laboralista Dante Botton, Asociado Principal del Estudio Payet.
Indica que los principales filtros prohibidos pero que aún persisten están referidos a la universidad de procedencia del postulante, el rango de edad, género o raza.
“En algunos portales de empleo aún se observa el requisito de ‘buena apariencia’, ¿a qué se refiere? ¿a su condición racial? ¿tiene que ser blanco? Eso está prohibido”, remarca.
Tampoco está permitido restringir a una determinada lista de universidades de donde puede provenir el postulante. O requerir que sea de una universidad de ‘reconocido prestigio’ o que integre determinado ranking a nivel de casas de estudio.
“A lo mucho se podría establecer que sea una universidad licenciada por Sunedu. Pero la aptitud del postulante no la puedes saber según la universidad de la que venga, sino a través de una evaluación técnica que forme parte del proceso de selección”, refiere Botton.
El especialista aclara que si bien la universidad de procedencia es un filtro prohibido en la primera fase de convocatoria y postulación, en la etapa de entrevista o evaluación sí se puede comentar sobre ello.
“El empleador en la entrevista sí puede requerir conocer la experiencia que ha tenido el postulante en su universidad o corroborar que efectivamente ha estudiado allí. Lo que no se puede hacer es que no te permitan ni siquiera postular, competir, por no ser de terminada universidad”, subraya.
Botton refiere que también persisten filtros de edad prohibidos. “¿Cómo justificar la diferencia de edad requerida en convocatorias para actividades administrativas? No se puede. Un escenario distinto es, por ejemplo, para un empleo de trabajo pesado, donde para un operario sí se puede sugerir determinado rango de edad, pues hay una razón objetiva, a mayor edad hay una mayor posibilidad de que se afecte su salud por realizar este tipo de labor”.
El especialista señala que si un postulante se siente discriminado con los requisitos de la oferta laboral, podría presentar una demanda por daños y perjuicios.
“Aunque esto no suele suceder, pues la persona está más ocupada en seguir buscando trabajo que en pensar en una demanda, pero la posbilidad está abierta”.
Botton agrega que el Ministerio de Trabajo y Sunafil también realizan de oficio supervisiones periódicas de las ofertas de empleo, para detectar y sancionar casos de discriminación.
Recuerda que hace un tiempo, de oficio el ministerio inspeccionó a una empresa de lencería, pues su convocatoria para vendedores estaba dirigido solo hacia mujeres y sospechaba de posible discriminación.
“Pero en este caso se determinó que la discriminación de género sí era justificada, pues las clientes van a requerir que el vendedor sea una mujer, por un tema de pudor y respeto a la intimidad”, anotó.