Según el Reporte de Espacios Laborales Sin Acoso (ELSA), la plataforma digital de prevención del acoso sexual laboral, un 34% de trabajadores/as ha atravesado alguna situación de hostigamiento sexual laboral, pero solo el 10% decide denunciar.
Del total de casos, el 91% de las víctimas son mujeres. Sin embargo, a detalle, se precisa que las poblaciones más afectadas por el acoso sexual en el trabajo son las afrodescendientes y LGTBIQ+.
Asimismo, se revela que la vivencia de acoso sexual laboral impacta en mayor proporción a las personas que se autoidentifican como afrodescendientes (25%), superior a quienes se identifican con otro origen étnico racial como blanco (19%).
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En tanto, el 32% de las personas LGBTIQ+ reportaron acoso sexual en sus centros de trabajo, comparado con el 16% de las personas no LGBTIQ+.
Andrea Cabello, product manager de ELSA, reconoce que las experiencias de acoso sexual laboral varían según la identidad de las personas. Por ello, la plataforma incluye una sección de perfil personal que permite a los usuarios identificarse según su género, pertenencia a la comunidad LGBTIQ+ y origen étnico-racial.
“Si sacamos data del acoso sexual laboral, pero no vemos estas categorías de identidad que nos pueden dar información muy relevante entonces, entonces la empresa no va a poder desarrollar las estrategias necesarias para frenar este hecho. Estas diferencias nos van a permitir tomar medidas como muy enfocadas en mejorar y fomentar que esas personas también puedan tener o vivir en espacios seguros de trabajo”, resalta la especialista.
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Costos de la discriminación
Juan Fonseca, profesor del Departamento de Humanidades de la Universidad del Pacífico mencionó que la exclusión y el rechazo hacia esta comunidad en el ámbito laboral impiden el aprovechamiento pleno de sus habilidades y conocimientos, limitando la capacidad del país para innovar y prosperar”.
Las consecuencias económicas de esta discriminación son significativas. La tasa de desempleo entre las personas LGBT es mucho más alta que el promedio nacional, alcanzando un 37.8% en 2021 según Promsex, y en el caso de la población trans, la cifra se eleva a un devastador 85%.
“La falta de oportunidades laborales obliga a muchas personas trans, por ejemplo, a recurrir al trabajo sexual, exponiéndolas a riesgos considerables y privando al país de su talento y potencial productivo, lo que en última instancia debilita nuestra economía y cohesión social”, sostuvo Fonseca.
Costos sociales más amplios
La discriminación no solo afecta el ámbito laboral, sino que tiene un impacto más amplio en la salud mental y el bienestar de la comunidad LGBT. Un estudio de Ipsos (2019) indica que el 71% de los peruanos reconoce que las personas LGBT son discriminadas en el país, y otro estudio de Promsex (2024) revela que el 60% de los encuestados reporta síntomas de ansiedad, baja autoestima e inseguridad, mientras que el 58% sufre de depresión.
“Como evidencian los números, la cantidad de personas LGBT que experimenta problemas de ansiedad, baja autoestima e inseguridad, además de una prevalencia preocupante de depresión es alarmante. Números así, sólo reflejan la urgente necesidad de políticas inclusivas y de un cambio cultural para proteger y promover la salud integral de esta comunidad”, explicó el docente de la UP.
Las principales barreras
Según Cabello, una de las principales diferencias entre las personas que se autoidentifican con estas minorías es la poca predisposición para denunciar el acoso sexual laboral. Un 40% de las personas LGBTIQ+ no denunciaron por vergüenza, mientras que solo un 25% de personas no LGBTIQ+ optó por esta medida.
“Esta misma situación se reproduce en la categoría de origen étnico-racial, donde un 38% de las personas afrodescendientes no denunció por vergüenza, mientras que entre personas blancas fue un 27%, mostrando una diferencia de 11 puntos porcentuales. Además, un 24% de las personas afrodescendientes no conocía el canal de denuncia, comparado con solo un 8% de personas blancas”, detalló.
En cuanto a las manifestaciones de acoso, un 44% de las personas LGBTIQ+ recibieron comentarios o bromas sobre su orientación sexual o identidad de género, en comparación con el 11% de las personas no LGBTIQ+.
Para Cabello, si las empresas saben que las personas afrodescendientes y LGTBIQ+ están más expuestas a situaciones de acoso sexual laboral, se pueden realizar capacitaciones que puedan hacer un cambio más que orientarlo netamente a una población en general.
“Si, como empresa, sabemos que las personas afrodescendientes y LGTBIQ+, están más expuestas a situaciones de acoso sexual laboral, entonces hay que entender por qué surge esta problemática y adaptar nuestros recursos a abordarla. Por ejemplo incluir ejemplos concretos de las vivencias que reportan estas minorías en una capacitación puede hacer un cambio más que orientarlo netamente a una población en general”, concluye.
Dato
Junio es el mes en que se celebra la cultura afroperuana y del orgullo.