Las ricas monarquías petroleras del Golfo resisten las presiones de Occidente para aumentar su producción de crudo ante el alza de las cotizaciones provocada por la invasión rusa de Ucrania, y privilegian sus propios intereses estratégicos y económicos.
El precio del petróleo estadounidense WTI superó el jueves los US$ 115 por barril, un récord desde el 2008, y el Brent europeo se acercó a los US$ 120, impulsados por la guerra en Ucrania y las incertidumbres sobre el suministro del crudo ruso.
Rusia es el segundo exportador mundial de petróleo, detrás de Arabia Saudita, monarquía cercana a los países occidentales, pero también a Moscú.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+), entidad liderada por los saudíes y los rusos, no respondió el miércoles al llamado a producir más y más rápidamente, pese a las presiones ejercidas en particular sobre Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
“Los países del Golfo están probando su capacidad para tener una autonomía estratégica y defender sus propios intereses nacionales” explica Hasan Alhasan, especialista de Medio Oriente en el centro de reflexión International Institute for Strategic Studies.
Tras haber sufrido las bajas de los precios del petróleo desde el 2014, los países del Golfo parecen menos dispuestos a actuar ahora, sobre todo cuando se benefician de las altas cotizaciones del oro negro.
Si el barril se mantuviera por encima de los US$ 100, ninguno de los seis países del Consejo de cooperación del Golfo sería deficitario en el 2022, escribe la investigadora Karen Young en el sitio del centro de reflexión Arab Gulf States Institute, basado en Washington.
“Conservar a Rusia”
Según Amena Baker, de la oficina de análisis Energy intelligence, “el impacto de las sanciones occidentales sobre las exportaciones rusas es todavía desconocido”.
Para la analista, los dos únicos países que tienen capacidad de producir más son Arabia Saudita y los EAU, pero están lejos de poder compensar las exportaciones rusas.
“La capacidad adicional de la OPEP+ sería de 2.5 millones de barriles diarios (mbd), mientras que las exportaciones rusas están más cercanas a 4.8 mbd” destaca Amena Baker.
Los países productores son sin embargo conscientes de que unos precios elevados pueden deprimir a la economía mundial y acelerar la transición energética, en un contexto de frágil recuperación postpandemia del COVID-19.
Para Arabia Saudita “lo más importante es poder estabilizar los precios” estima Hasan Alhasan, y para ello Riad cuenta con la cooperación de Rusia.
“Conservar a Rusia en el seno de la OPEP+ es esencial para los países miembros. Es el único medio de conservar un instrumento de gestión del mercado en los años próximos” considera a su vez Amena Baker.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) anunció el martes que sus países miembros iban a liberar 60 millones de barriles de petróleo de sus reservas de emergencia para estabilizar el mercado. La mitad, 30 millones, serán liberados por Estados Unidos.
Según Hasan Alhasan, las presiones ejercidas por Estados Unidos sobre las monarquías del Golfo han sido “limitadas” y hay que esperar para ver si “van a acentuarse en los próximos días”.
“Los países del Golfo han respondido: +esta guerra no es la nuestra+ un mensaje muy similar al que les envían los estadounidenses desde hace años sobre Yemen” en guerra, indica el investigador.