¿Cuáles son los mayores riesgos que enfrenta hoy la economía peruana?
Desde el punto de vista macroeconómico veo al Perú bastante fuerte. El problema es que la institucionalidad en el Perú se viene debilitando cada vez más y ese es quizás el mayor riesgo que tiene la economía, frente a los choques de oferta internacionales, pero hay otros riesgos, además.
¿Cuáles ?
Aparte de la inflación internacional derivada de factores de oferta (ver recuadro) y de la alta volatilidad en los mercados financieros (el tapering recién está empezando), otro problema es que hay expectativas de recesión en EE.UU., y la economía china se está desacelerando mucho (podría crecer 4% o menos este año). De concretarse pueden afectar las expectativas de crecimiento de Perú.
Señala usted que la institucionalidad se ha deteriorado en el Perú. ¿En qué se basa?
La institucionalidad en el Perú está tremendamente débil y en estos últimos años se está agravando. Un indicador que clasifica a 30 países emergentes por su fortaleza macroeconómica muestra a Perú en el cuarto lugar, pero si le agregamos estos factores estructurales e institucionales, que tienen que ver con la baja capacidad de recaudar impuestos, la informalidad de la economía, el imperio de la ley, entre otros, Perú baja impresionantemente y se coloca cerca de los últimos lugares.
¿Qué se debería hacer para enfrentar esos riesgos para la economía peruana?
En ese campo hay dos partes. Una primera es que tiene que haber un consenso político para gobernar el país, con cualquier gobernante. Perú ya lleva varios años en esta tensión constante entre el Ejecutivo y Legislativo. Esta es la parte más difícil de resolver, que si no se logra, el resto no se podrá hacer y normalmente la forma que se ha resuelto en el mundo es a través de líderes.
¿Tenemos esos líderes?
En el Perú el problema es la ausencia de líderes que permitan lograr consensos, y logren conjugar posiciones contrapuestas para echar a andar la economía. El problema de Perú no se resuelve con decir voy a hacer una reforma que tiene tales componentes porque si no hay consenso, esa reforma será boicoteada.
Yo veo muy difícil lograr este consenso y, por eso, no estoy muy optimista con las perspectivas de crecimiento del Perú.
Si se lograra ese consenso, ¿qué más sigue para sacar adelante la economía del país?
Hay un listado enorme de reformas pendientes. Por ejemplo, una reforma fiscal comprensiva, es decir, no se trata de hacer una reforma tributaria que modifique tal o cual impuesto, sino que impulse la solución del problema de la alta informalidad. Lo otro es reformar la forma de ejecutar el gasto público; o la reforma del sistema de pensiones, entre otros.
Se refiere a problemas que ya tienen tiempo en el país…
Así es, todos estos problemas no son nuevos, son antiguos, pero no se ha hecho nada por resolverlos en los últimos años, aun cuando la solución sigue siendo la misma y no requiere algo novedoso, pero si no hay ese liderazgo para hacer que el país logre un consenso por lo menos en las bases para el crecimiento, entonces simplemente las reformas que se planteen caen en saco roto.
Respecto al crecimiento de la economía hay consenso en que será a tasas bajas, debajo de 3%, sobre todo a partir del 2023. ¿Cuál es su pronóstico?
Estoy de acuerdo con la visión pesimista del crecimiento de Perú, de que crecerá menos de 3% en los próximos años. Una economía crece cuando hay inversión y demanda agregada favorable, expectativas favorables y demanda externa positiva.
Esos factores que menciona hoy Perú ya no los tiene a su favor, precisamente…
Efectivamente, de dónde saco un mayor crecimiento sostenible de la economía peruana si no tiene suficiente capacidad de exportación porque los conflictos mineros no se resuelven; cuando las expectativas de inversión son negativas porque la situación institucional y política es inestable, o cuando la incertidumbre aumenta y eso ahuyenta cada vez más la inversión privada.
Pero este año el PBI todavía crecerá algo...
A corto plazo, a pesar de todos los problemas, los términos de intercambio todavía favorecen de alguna manera a la economía, pero si seguimos igual y nada cambia, yo no veo crecimiento para Perú en los próximos años. La situación es complicada. La percepción afuera es que Perú no puede llegar a ningún lado porque no puede lograr consensos aunque sea mínimos, que es lo que el país más necesita.
Lo bueno, lo malo y lo feo
En opinión de Liliana Rojas-Suárez, lo bueno de Perú frente a los recientes choques externos ha sido la aplicación de una política monetaria adecuada que se refleja en un rápido incremento de la tasa de interés del BCR. También es relativamente fuerte la posición fiscal del país (aunque la ratio de la deuda pública/PBI todavía es alta).
Entre lo malo, o problemático, están la ausencia de resolución de conflictos mineros, lo que limita el aprovechamiento de los altos precios de los minerales de exportación, y el crecimiento; la aprobación de continuos retiros de los fondos de los fondos de pensiones (AFP); la presentación de proyectos de reformas impositivas de tipo parcial, y una baja inversión pública. Además de todo ello, tenemos un clima político e institucional inestable que desalienta la inversión privada, cuando más se la necesita, señala la economista. Ello sería lo feo.
Los precios seguirían altos
Algunos analistas prevén que los shocks externos, por ejemplo, la inflación causada por la guerra en Ucrania, son transitorios. “Mi punto de vista es que no son problemas permanentes, pero los shocks son persistentes. Yo veo que todos estos shocks externos van a durar en 2023″, sostiene Liliana Rojas-Suárez .
La economista no ve que haya una resolución rápida a la guerra en Ucrania, con lo cual espera que los precios se mantengan altos. “Yo no veo que este problema termine a fin de año. Y lo ves en los mercados a futuro donde las expectativas de precios de algunos commodities, por ejemplo, del trigo y petróleo, se mantienen altos por todo el próximo año”, precisó.