Mientras México enfrenta la perspectiva de una prolongada disputa comercial con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, China tiene lecciones que ofrecer a su compañero del Grupo de los 20.
Durante los últimos dos años y medio, Pekín ha sido testigo de varios falsos amaneceres en su enfrentamiento comercial con Estados Unidos y ha soportado una montaña rusa de grandes anuncios, tuits presidenciales, conversaciones estancadas y recriminaciones mutuas.
Después de que las negociaciones se derrumbaran el mes pasado, Trump elevó los aranceles sobre US$ 200,000 millones de productos chinos de 10% a 25% e incrementó los movimientos para limitar a empresas chinas como Huawei Technologies Co.
Ahora México se encuentra en una situación similar. Poco después de que concluyeran las conversaciones sobre el reemplazo del TLCAN, Trump anunció un arancel de 5% sobre los productos procedentes de México a partir del 10 de junio, a menos que se tomen "medidas decisivas" para detener la migración ilegal.
El presidente, que el jueves instó a México a "intensificar", mantiene la amenaza de aumentar los aranceles a 25% para octubre.
Con China y México enfrentando un creciente daño económico, la primera lección, según Jorge Guajardo, exembajador de México en Pekín, es que Trump considera que los aranceles son la fuente de su apalancamiento. Eso significa que persuadirlo para que los elimine será difícil.
"Una vez impone los aranceles, están ahí para quedarse", afirma Guajardo. "La idea de que alguna vez los levantará es un espejismo". La negativa de Estados Unidos a eliminar inmediatamente los aranceles fue un punto clave para los chinos antes de que se rompieran las negociaciones.
Intervención presidencial
Otro aspecto clave, según el lado chino, es que las conversaciones a nivel de trabajo solo llevarán hasta cierto punto. Un funcionario de comercio chino dijo que las discusiones con Estados Unidos habían llegado a un punto en el que no se podía avanzar sin la intervención de los dos presidentes.
"Liu He siguió viniendo a Washington y hablaba como si fuera a conducir a algo", dice Guajardo en referencia al zar de comercio del presidente Xi Jinping. "Nunca iba a llevar a ninguna parte".
Las partes estadounidense y china no se han reunido desde que las dos economías más grandes del mundo llegaron a un punto muerto en sus negociaciones en mayo.
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, asistirá a la reunión de ministros de Finanzas del G20 que comienza el sábado en Fukuoka, Japón, mientras que Trump y Xi tendrán la oportunidad de ponerse al día en la cumbre de líderes del G20 en Japón a finales de este mes. Cualquiera de las dos ocasiones podría brindar oportunidades para que se reanuden las conversaciones.
No es tan fácil para el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. AMLO, como se le conoce, odia viajar en misiones diplomáticas y considera una virtud dar prioridad a la política nacional. No ha salido de México en dos años y ya ha dicho que no planea asistir al G20.
Frontera
Además de compartir una frontera física con Estados Unidos, México depende más profundamente de su vecino del norte económicamente. Las exportaciones de México a Estados Unidos representan aproximadamente 80% de sus ventas totales en el extranjero y más de una cuarta parte de la producción económica total del país.
Sin embargo, la dependencia recíproca de las exportaciones estadounidenses en el mercado mexicano puede otorgar a la administración de AMLO un mayor margen para castigar a Trump que sus homólogos chinos.
"Las exportaciones de Estados Unidos a China son enormes", explica Duncan Wood, director del Instituto de México en el Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson en Washington.
"Pero las exportaciones de Estados Unidos a México son exponencialmente más grandes, lo que significa que México tiene una influencia mucho mayor para devolverle el golpe a Estados Unidos.
La producción de US$ 1 billón de México puede parecer pequeña al lado del PBI de US$ 12 billones de China, pero su situación compartida resalta los riesgos que la guerra comercial de Trump ha inyectado en la economía global, incluida la estadounidense.
Para China, los aranceles de 25% podrían arrastrar casi 1% del crecimiento para el 2021 si se mantienen, de acuerdo con Bloomberg Economics. Los nuevos aranceles a México incrementan las posibilidades de que entre en recesión.
Anteriormente, se había considerado a México como un posible beneficiario del conflicto comercial de Trump con China, ya que las empresas de Estados Unidos consideraban mover las cadenas de suministro más cerca de casa.
Ya no. Es más, la naturaleza profundamente integrada de las cadenas de suministro transfronterizas entre Estados Unidos y México significa que pagaría un alto precio por las represalias.
Represalias de México
“China puede tomar represalias con aranceles generales de una manera que México no puede porque se dispararía en el pie. Estaríamos imponiendo gravámenes a nuestras propias exportaciones", asegura Guajardo, el exdiplomático. "México tendrá que ser mucho más estratégico en la forma en que impone aranceles de represalia que China".
A pesar de todos sus problemas comunes, sigue siendo poco probable que China y México trabajen juntos para superar los aranceles de Trump. Por un lado, las dos economías están en competencia. Por otro, hay algo fundamentalmente diferente en sus relaciones a largo plazo con Estados Unidos.
"México tiene libre comercio, somos vecinos, hemos trabajado de manera complementaria con Estados Unidos ", asegura Francisco de Rosenzweig, abogado en White & Case que anteriormente se desempeñó como principal negociador comercial internacional de México. "No estamos en una carrera tecnológica, ni estamos luchando para convertirnos en la economía más grande en unos pocos años"