De acuerdo a un informe de la OCDE, para que una persona de bajos ingresos perciba un salario promedio debe pasar mucho tiempo.
En concreto, en los países miembros de la organización, deben transcurrir 4.5 generaciones para que suceda. En ese sentido, la movilidad social entre naciones y generaciones se ha estancado, según Alex Gray, escritor senior de Formative Content.
Si bien Perú no figura en el ranking principal de la OCDE, Colombia, otro país de la región, figura en la posición menos favorable. En dicho país, deben pasar hasta 11 generaciones para que una persona de bajos ingresos pueda equipararse al promedio en términos de salario.
En el mismo listado, Dianamarca lidera a nivel mundial con tan solo 2 generaciones (ver recuadro).
La trampa de los bajos ingresos
Las familias y comunidades en muchos países están cada vez más atrapadas en los peldaños inferiores de la escala social, sostiene el informe.
Los niños nacidos en familias de bajos ingresos tienen cada vez menos posibilidades de ascender en el mundo y mejorar su condición laboral.
Mientras tanto, los que se encuentran en la parte superior de la escala de ingresos se aferran a su riqueza.
Una forma de intentar comprender esta falta de movilidad es observar cuánto tiempo le tomaría a alguien de una familia pobre ganar el ingreso promedio en su país de origen. La respuesta varía radicalmente dependiendo de dónde viva esa persona.
Cuando la OCDE analizó los patrones de ingresos de padres e hijos, descubrió que aquellos nacidos de padres de bajos ingresos probablemente seguirán siendo pobres, y aquellos nacidos de padres de altos ingresos probablemente conservarán su riqueza.
La brecha fue más pronunciada en los Estados Unidos: menos del 10 % de los hijos de padres con bajos ingresos se convirtió en el 25 % más rico de la población, mientras que casi el 50 % de los que tenían padres con mayores ingresos crecieron y triunfaron en su vida laboral.
La brecha fue más estrecha en España, donde poco menos del 20 % de los hijos de padres con bajos ingresos pasó a formar parte del 25 % más rico, y menos del 35 % de los nacidos de padres con mayores ingresos se mantuvo en ese grupo.
En general, uno de cada tres niños con padres de bajos ingresos permanecerá atrapado en la misma condición, mientras que la mayoría de los dos tercios restantes solo subirá un escalón en la escala de ingresos durante su vida.
Ricos más ricos
El ingreso disponible promedio del 10 % más rico de la población ahora es de alrededor de nueve veces y medio más que el del 10 % más pobre en la OCDE, siete veces más que hace 25 años.
¿Por qué es importante la movilidad social?
Todos quieren una oportunidad para triunfar en su vida. La falta de movilidad social puede poner a prueba la capacidad de recuperación de una sociedad: las personas pueden sentirse atrapadas en su bajo nivel de ingresos y preocuparse por la falta de oportunidades de progreso de sus hijos. Esto tiene un impacto en la cohesión social, así como en la economía y la política.
Por ejemplo, el sentimiento nacionalista está en aumento en muchos países a medida que las personas se sienten cada vez más excluidas de las riquezas que crean las economías capitalistas.
Pero eso no es todo. Si las personas no pueden progresar o mejorar su estilo de vida, muchos talentos potenciales se pierden o permanecen subdesarrollados. Además, solo saber que se tiene la oportunidad de mejorar la suerte de su familia en comparación con las generaciones anteriores, tiene una influencia positiva en la satisfacción y el bienestar de las personas.
El hecho de que algunos países -las naciones nórdicas, por ejemplo- rinden mucho mejor que otros en materia de desarrollo inclusivo sugiere que hay mucho que se puede hacer para mejorar la movilidad económica.
El informe de la OCDE recomienda medidas que incluyan políticas laborales favorables para la familia, sistemas de impuestos y beneficios que reduzcan la desigualdad, y políticas que protejan a las personas de las conmociones de la vida como el divorcio, el desempleo o el nacimiento de un hijo.
"Lo que importa no son solo los recursos públicos dedicados a la educación y la salud, sino también su calidad, uso eficaz y orientación hacia los grupos desfavorecidos. Por lo tanto, la respuesta de la política no debería limitarse a gastar más en general, sino más bien a destinar el gasto a programas eficaces y garantizar su calidad e igualdad de acceso", explica el informe.
El crecimiento inclusivo se está convirtiendo en una medida importante del éxito económico de un país. En la Reunión Anual 2018 en Davos, el Foro Económico Mundial dio a conocer el Índice de Desarrollo Inclusivo (IDI).
El IDI tiene en cuenta los niveles de vida en lugar de observar el desempeño de los países desde un punto de vista puramente económico. Esto incluye medir los ingresos, la oportunidad de empleo, la seguridad económica y la calidad de vida.
Los países del norte de Europa están en la cima del índice, con Noruega, Islandia, Luxemburgo, Suiza y Dinamarca ocupando los primeros cinco lugares.
Artículo tomado de WeForum.