El crecimiento de sectores claves como la manufactura y la construcción se estancaría. El Banco Central de Reserva (BCR) proyecta un “crecimiento” de 0% para estas dos actividades y confirma lo que la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) ya anticipaba del pulso empresarial.
Jesús Salazar Nishi, presidente de la SNI, conversó con Gestión sobre el sentir que maneja hoy el empresario industrial nacional de cara al segundo semestre de este año. Frente a un fenómeno de El Niño global cada vez más inminente y el riesgo latente de que se reactiven las protestas sociales, el final del 2023 podría ser agridulce.
La salida, de acuerdo al presidente del gremio, es aprovechar lo que queda del año para que el 2024 sea una garantía de una verdadera recuperación económica.
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Seis meses para salvar el 2024
-En su último reporte de inflación, el BCR ajustó el crecimiento de los sectores no primarios construcción y manufactura a 0%, ¿comparten la proyección de la entidad?
(Estos sectores) ya venían en negativo. La industria no primaria, que nos interesa porque transforman materia prima y dan valor agregado, está ‘en rojo’ desde hace siete meses (a abril) y la construcción cayó casi 10% en el periodo enero - abril. Retomar crecimiento en lo que queda del año será sumamente complicado. Entonces, yo diría más bien que la proyección de 0% es una meta a tratar de alcanzar en medio de caída constante.
Son números que alertan. En general, esperar que la economía peruana crezca más de 2% (este año) ya es complicado. De hecho, hicimos un ajuste de nuestra proyección y creemos que estaremos en alrededor del 2%.
-En un contexto donde el consumo es débil y, como señala, la economía avanza lentamente, ¿hay alguna expectativa positiva para la industria en lo restante del 2023?
Según últimas encuestas (de expectativas), la del BCR y la nuestra, notamos una perspectiva negativa sobre lo que queda del año. Pero, hay una tendencia positiva sobre el 2024. Ese escenario pesimista del 2023 nos invita a tomar medidas ya para que el próximo sea totalmente de recuperación.
-¿Esas medidas se engloban dentro de su reciente propuesta de Ley General de Industrias o hay más a considerar para lo restante del 2023?
No es tiempo de esperar, hay que actuar. La nueva ley (propuesta) contiene un paquete de medidas que harían un shock de inversiones dinamizando todo el sector industrial. Necesitamos una visión de crecimiento. Perú nunca trazó una ruta de desarrollo productiva. Eso buscamos con una nueva ley industrial. Siempre saltamos de coyuntura en coyuntura por alguna tendencia, movidos por el populismo en algunos casos.
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-¿No hay un plan articulado estratégico que trascienda gobiernos?
Apoyamos una ruta exportadora, por ejemplo, pero la pregunta es ¿qué queremos exportar? Debemos pensar primero en desarrollar nuestra manufactura para ser fuertes y luego competir. Es orden. Yo exporto lo mejor que hago, pero primero debo mirar adentro para identificar ventajas competitivas. Si el Perú quiere ser un país industrializado, nosotros apuntamos al 2050 con sectores económicos que permitan eso.
Los “fantasmas” en el horizonte industrial
-¿Qué factores son hoy un riesgo que puede frenar a la industria en el segundo semestre del 2023?
Hay varios “fantasmas”. El Niño global es un hecho. A pesar de que nos preparemos bien, el impacto negativo se sentirá en consumo. La inflación se mantiene alta. Igualmente, debemos manejar las relaciones internacionales, por la conflictividad (interna) hemos tenido relaciones ‘frías’ con algunos países. Además, las tasas de interés (de referencia) golpean mucho a las micro y pequeñas industrias.
-Cuando llegue El Niño global, ¿cómo evalúan el golpe que generará en la capacidad instalada de la industria?
Actualmente, el uso (de la capacidad instalada de la industria) está en alrededor del 62%. En el caso de la (manufactura) no primaria está en 61.5%. Esto nos pone 4 o 5 puntos porcentuales por debajo del promedio habitual. Por lo tanto, se puede decir que ya hay un menor uso de capacidad instalada.
Ello significa que podríamos potenciar de manera inmediata ese porcentaje que queda. Debemos incentivar las inversiones en producción, generar nuevos mercados y condiciones, sobre todo internas. El riesgo ha sido generado dentro del país.
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-Respecto a lo que queda del 2023 para el uso de capacidad instalada, ¿se podría volver al promedio histórico que menciona?
Esperamos ello, pero no depende solo de nosotros. No se trata solo de prender más máquinas. Va de mando con la demanda. Si cae como ahora, la industria no avanzará. La conflictividad social generó muchos problemas logísticos para repartir productos. Eso pasó factura en manufactura.
-En la misma línea, ¿qué expectativas manejan de contratación?
La mayoría de industriales no hará inversiones en tecnología, maquinaria y contratación. Nos alarma. El industrial suele ser optimista, pero las expectativas positivas se han trasladado hacia el 2024. Lo que queda del 2023 será difícil, pero nos quedan seis meses para generar condiciones de negocios apropiadas para regresar a las inversiones.
-¿Cuáles son las actividades industriales que se verían más golpeadas al cierre del año?
Por ejemplo, madera, en lo que va del año, registra una caída de 43%. Papel, se contrajo 20% entre enero y abril. Caucho y plástico retrocedió 10% y cemento -15%. Son sectores que están siendo golpeados porque son productos intermedios, que dependen de otros sectores.
La inversión en producción privada se ha detenido, ello también es confianza. Al final, se trata de un país paralizado ante la falta de señales claras de reactivación y confianza. Los industriales, que sobre todo invertimos a largo plazo, necesitamos un clima de tranquilidad y confianza.
-¿Cree realmente que se pueda conseguir mejores condiciones de negocios en lo que queda del 2023 teniendo en cuenta que hay un riesgo latente de que se retorne a un entorno de conflictividad?
La gente ya entiende que los principales perjudicados son los ciudadanos de a pie, los que vivimos día a día de nuestro trabajo. El autoempleo es prioritario aquí. Confío en que Perú no recaerá en la violencia, aunque hay que decirlo también: aún no salimos de la crisis política. Si no salimos de ella, será difícil que siquiera hablemos de Perú como parte del primer mundo en mucho tiempo.