Fitch Ratings dijo que el Presupuesto Anual de Gastos para el Año Fiscal 2019 del Perú, publicado la semana pasada, subraya el compromiso político del gobierno con la consolidación fiscal y la expectativa de la agencia de que el déficit se reduzca aún más.
“Dicho esto, las revisiones a la baja de las perspectivas de crecimiento económico apuntan a riesgos para el plan del gobierno de reducir el déficit mediante el aumento de ingresos”, comentaron los analistas de Fitch en un comunicado.
El Presupuesto 2020 continúa con un plan de reducción de déficit existente. Los ingresos públicos se recuperaron a un 19.8% del PBI anualizado en junio del 2019 desde un mínimo de 18% del PBI en el segundo semestre del 2018.
El Gobierno peruano apunta a elevar los ingresos en aproximadamente un punto porcentual a 20.7% del PBI para el 2021, “beneficiándose de medidas para reducir la evasión fiscal, así como un consumo de los hogares e ingresos mineros cíclicamente más firmes”, comentó.
Esto, junto con la conclusión de algunos proyectos de construcción, reduciría el déficit público general a 1% del PBI, el límite bajo la regla fiscal del Perú. También da como resultado un pequeño superávit primario que ayudará a estabilizar la carga de la deuda pública, explicó la agencia.
La deuda pública general ha aumentado marginalmente en los últimos años, aunque sigue siendo manejable y mucho menos que la media actual 'BBB' de 36.3% del PBI. La deuda total del sector público no financiero fue de 25.8% del PBI a junio del 2019, cómodamente por debajo del techo de deuda de 30% del PBI. “Estimamos que el servicio de la deuda pública esté en 6.6% de los ingresos para el 2019”, agregó.
La política fiscal del Perú sigue siendo creíble, respaldada por un historial de ajuste. Por ejemplo, dentro del Presupuesto 2020, el Gobierno peruano revisó a la baja sus expectativas de ingresos para el 2019-2020, en relación con la actualización de abril del 2019, compensando por la reducción de gastos planificados.
Sin embargo, las incertidumbres macroeconómicas nublan las perspectivas a mediano plazo, lo que aumenta la probabilidad de que nuevas revisiones a la baja de los ingresos públicos requieran nuevas revisiones presupuestarias durante el 2019-2021.
El presupuesto supone que el crecimiento real del PBI volverá a cerca del 4% durante el período 2020-2021. Algunas señales muestran que el crecimiento se acelerará en el 2020. Sin embargo, las estimaciones consensuadas sugieren que las expectativas presupuestarias (3%, 4.2% y 4.2% de crecimiento en el 2019, 2020 y 2021, respectivamente) pueden ser optimistas.
Fitch revisó a la baja sus previsiones de crecimiento económico para el Perú a 2.5% para el 2019 (desde 3.5% en junio) y alrededor de 3% (desde 3.7%) para el 2020-2021.
“Detrás de nuestros pronósticos más débiles se encuentran las expectativas de que una demanda externa más débil por el cobre y la incertidumbre política interna a corto plazo atenuarán la inversión privada y las exportaciones a pesar de la disminución de las crisis temporales en el segundo semestre del 2019”, dijo la agencia.
El crecimiento en el segundo trimestre del 2019 se desaceleró a 2.7% interanual (cifra acumulada de 12 meses) desde 3.8% interanual en el primer trimestre del 2019 en medio de la disminución de los precios del cobre que se vieron afectados por las crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, los shocks únicos de producción minera y pesquera y el gasto de capital temporalmente más bajo de los gobiernos regionales debido a transiciones administrativas.
Externamente, la actual guerra comercial entre EE.UU. y China continuará aumentando el entorno incierto para el cobre y otras exportaciones peruanas y los riesgos para las perspectivas de crecimiento.
A nivel nacional, los desafíos de gobernabilidad han resurgido. Las tensiones políticas entre el presidente Martín Vizcarra y el Congreso liderado por la oposición han pesado sobre la confianza empresarial, que bajó durante marzo-julio, y apuntan a una perspectiva moderada de inversión privada durante el segundo semestre del 2019 y el 2020. El presidente Vizcarra convocó a elecciones generales anticipadas en el 2020 (están programadas para el 2021) en medio de reformas institucionales estancadas en el Congreso.
Fitch no prevé ningún progreso significativo en las reformas económicas en el periodo 2019-2020.
Las perspectivas para la inversión minera, el motor económico clave del Perú (15% del PBI en el 2018), son sólidas a los precios actuales del cobre, lo que refleja los bajos costos de producción, las grandes reservas de cobre y la estabilidad jurídica del Perú. Sin embargo, la industria minera peruana no sería inmune a los precios del cobre significativamente más débiles.
Fitch confirmó la calificación de ‘BBB +’ / estable de Perú en marzo. La incapacidad de consolidar las finanzas públicas o el deterioro de los balances fiscales y externos podrían generar una presión negativa sobre las calificaciones. Por el contrario, un mayor crecimiento, una mejor capacidad institucional, unos balances fiscales y externos más sólidos serían factores positivos.