Reajustar los anclajes de la política fiscal de Perú (BBB/Estable) será importante para señalar de manera creíble el plan del gobierno para la reducción del déficit y la gestión de la deuda, señaló en un comunicado Fitch Ratings, la agencia internacional de calificación crediticia.
Fitch estimó que la economía creció cerca de 13% el año pasado, pero no esperan que un crecimiento económico tan alto se extienda hasta el año 2022 y 2023. Según indica, esto hace que sea más importante una política fiscal clara para la consolidación del déficit y la deuda.
Detalla que Perú registró un déficit menor de lo esperado, del 2.6% del PBI en el 2021, frente al 6.2% presupuestado inicialmente y la estimación presupuestaria revisada del 4.5%.
La fuerte recuperación de los ingresos públicos, que aumentaron 3 puntos porcentuales del PBI con respecto a 2020, y la correspondiente reducción del gasto corriente con el fin de los programas de apoyo a la pandemia del COVID-19 han contribuido a la mejora del déficit. El gasto de capital también se ha mantenido relativamente estable.
“La mejora del déficit en 2021 reduce el punto de partida para la reducción del déficit en 2022-2025. Dicho esto, Fitch no espera que el Gobierno vuelva a tener un déficit del 1% del PBI en 2023. Se necesitará capital político adicional para reducir el déficit de forma sostenible por debajo del 2% del PBI, asumiendo un retorno a los niveles pre-pandémicos de gasto corriente no financiero”, señala.
En particular, agregó, el Congreso no aprobó el aumento de los impuestos a la minería, con el que el presidente Pedro Castillo pretendía aumentar el espacio presupuestario. Los altos precios del cobre se tienen en cuenta en las previsiones fiscales.
Sin regla fiscal
El gobierno ha renunciado a su regla fiscal desde 2020 para permitir un mayor gasto de emergencia para su respuesta a la pandemia. También renunció al límite de deuda del 30% del PBI en 2020 y 2021, y utilizó una medida temporal para 2022 para elevar el límite al 38% del PBI.
Los déficits han superado la norma de déficit ordinario del 1% del PBI, y la deuda pública ha aumentado hasta un 37.2% estimado (el 2% del PBI refleja la reposición prevista por el Gobierno de las reservas de activos líquidos). La estabilización de la deuda dependerá tanto de las prioridades fiscales como del ciclo económico.
Agrega que la confianza en que el gobierno peruano vuelva a cumplir con sus anclas de política fiscal es un factor importante para el perfil de crédito soberano.
“Perú no ha cumplido con la regla fiscal ordinaria durante los últimos siete años (2015-2021), ya que respondió a los shocks del precio del cobre, las inundaciones y la pandemia, lo que resultó en el agotamiento de las reservas de ahorro y el aumento moderado de la deuda. Perú fue degradado a ‘BBB’/Perspectiva Estable en octubre debido a la erosión del balance del gobierno, las perspectivas de crecimiento económico apagadas en relación con sus pares calificados ‘BBB’ durante 2022-2023, y la persistencia de los desafíos de gobernabilidad y la cohesión política más débil”, precisó la agencia crediticia.
Agrega que la administración aún no ha fijado un nuevo anclaje de la deuda, y la senda de reducción gradual del déficit trazada en el marco presupuestario a medio plazo para 2022-2025 no se ajusta a la regla fiscal. La regla fiscal obligaría a una reducción del déficit de 1.6 puntos porcentuales del PBI para volver al límite de déficit del 1% del PBI en 2023, pero el marco presupuestario de agosto de 2021 preveía una reducción más gradual de aproximadamente 1 punto porcentual del PBI al año.
La relación deuda pública/PBI de Perú sigue estando muy por debajo de la mediana “BBB” del 60.3%. Sin embargo, otras características fiscales son más débiles. El coeficiente de intereses/ingresos y la proporción de la deuda en moneda extranjera de Perú son superiores a la media “BBB”. (La depreciación del 11% del sol en relación con el dólar estadounidense ha sido una causa parcial del aumento de la deuda denominada en moneda extranjera como porcentaje del total). El endurecimiento monetario ejercerá mayores costes de financiación en 2022-2023.
Sin embargo, incluso con la mejora del déficit de 2021, unas perspectivas económicas más suaves a medio plazo y los factores políticos constituyen riesgos para las perspectivas fiscales a medio plazo. Las expectativas de ingresos del Gobierno en su marco se basan en la hipótesis de que el crecimiento económico real será, en promedio, del 4.3% para 2022-2025, lo que está por encima de la previsión actual de Fitch del 2.5% para 2022 y 2023, que coincide con la encuesta del banco central a economistas privados.
Aunque no es la previsión de base de Fitch, si la economía no cumple las expectativas del Gobierno o aumentan las presiones políticas para aumentar el gasto social, el crecimiento del gasto podría aumentar en 2023.