El reto del próximo Gobierno será encontrar un equilibrio entre el estímulo fiscal necesario para apoyar la recuperación de la economía y una mayor austeridad fiscal para reducir la deuda pública y reconstruir los ahorros.
Para Fitch Ratings una lenta reducción de la deuda después de la crisis (a mediano plazo se prevé que la deuda del Gobierno de Perú volverá por debajo del límite del 30% del PBI para 2040) y el agotamiento de los activos financieros dejan al Gobierno con pocos recursos para defender la economía, dependiente del cobre, contra futuros choques.
“La reforma económica y los planes de consolidación fiscal de la próxima administración serán importantes para la solvencia. En particular, una historia de reducción de la deuda durante 2003-2013 y unas instituciones financieras públicas sólidas anclan la credibilidad de la política fiscal de Perú”, dijo.
También señala que la perspectiva de la calificación “BBB +” de Perú es Estable, pero hay factores que podrían resultar en una acción de calificación negativa: el debilitamiento del marco de política macroeconómica o fiscal, un crecimiento económico potencial pospandemia significativamente más débil, o la incapacidad de reducir el déficit público después de la pandemia que resulte en un aumento significativo de la deuda del Gobierno general.
Sin embargo, un mayor crecimiento económico que reduzca la brecha de ingresos de Perú en relación con los países con calificaciones más altas podría crear una presión positiva.
El escenario actual
Fitch espera que la respuesta al covid-19 establecida por el Perú y la severa contracción económica aumenten el déficit del Gobierno (sector público no financiero) a 10.4% del PBI en 2020, seguido de un 5.9% en el 2021 a medida que el gasto por el coronavirus disminuye, y de 3.3% del PIB en 2022 a medida que avanza la recuperación económica.
Detalla que Perú está gastando considerables recursos fiscales para enfrentar la crisis sanitaria, pero la movilización de activos domésticos permitirá que su deuda pública se mantenga muy por debajo de la mediana de los países con calificación “BBB” (51.7% del PBI para 2020).
Fitch espera que la deuda del Perú aumente a 35% del PBI en 2020, de los cuales 4.4 puntos porcentuales (pp) vienen del endeudamiento neto y 3.8 pp de la contracción económica. “Un mayor endeudamiento neto en 2021-2023 hará que la deuda alcance un máximo cercano al 39% del PBI en 2023, según las proyecciones del presupuesto a mediano plazo”, puntualizó.
Hay solo US$ 1 millón en Fondo de Estabilización Fiscal
El Fondo de Estabilización Fiscal (FEF) fue creado con el objetivo de acumular recursos durante las épocas de auge económico con la finalidad utilizarlos en épocas de recesión o contingencias.
En marzo, cuando se registraron los primeros casos de covid-19, el Gobierno suspendió la aplicación de las reglas fiscales y con ello se autorizó el uso del FEF para la atención de la emergencia.
En ese momento, el Gobierno, a través del MEF, contaba con US$ 5,486 millones, según data del BCR. Hoy (agosto) el FEF cuenta con solo US$ 1 millón. Esto no significa que se haya gastado los recursos; de hecho, podrían haber pasado -en soles- a la Cuenta Única del Tesoro.
Dicha cuenta se refleja en los Depósitos públicos en el BCR que hoy cuentan con S/ 66,463 millones, después que al cierre de julio tenía S/50,549 millones.
Luis Arias Minaya, exjefe de Sunat, indicó que de los más de S/ 66,000 millones, el Gobierno no puede gastar unos S/ 25,000 millones porque son recursos ya comprometidos.