Se define a un “nini” como un joven cuyo estatus en el mercado laboral no calza con alguna de estas tres categorías: empleado, estudiante o en capacitación. ¿Cuál es la situación actual en el Perú de este grupo?
En el trimestre octubre-diciembre del 2021 los adolescentes de 14 a 17 años que no trabajan ni estudian (“ninis”) representaron el 7% de la población de ese grupo etario en el país y, si bien significó una disminución de 2.5 puntos porcentuales (pp) respecto al porcentaje registrado en el 2020, está por encima del nivel que tenía en el último trimestre del 2019 (5.6%), en la etapa prepandemia, según data del INEI.
Considerando que la población de ese grupo es de unos 2 millones de adolescentes, quiere decir que en la actualidad unos 140 mil son ninis; es decir, unos 28 mil más que en el periodo prepandemia.
Si se comparan las cifras anuales se observa que mientras en el 2019 el 9.6% de esta población adolescente eran “ninis”, en el 2020 se elevó a 14.8%, por el impacto de la pandemia, y el año pasado estuvo en alrededor del 11%.
Adolescentes
Por el contrario, la proporción de adolescentes (entre 14 y 17 años) que solo trabajan (7%) y de los que trabajan y estudian (20.4%) ha seguido creciendo y se mantiene por encima de los niveles precovid (4.8% y 16.1%, respectivamente). Ello se debe a la necesidad que tienen los adolescentes de obtener ingresos para contribuir con sus familias, en un contexto en el que la creación de empleo es lenta y de mala calidad, y con remuneraciones más bajas.
Esa situación, que afecta a la población en general, en el caso de los jóvenes es mayor. Por ejemplo, si bien el empleo en Lima Metropolitana entre jóvenes de 14 a 24 años aumentó en 15.3% (110 mil empleos) en el último trimestre del 2021, ese aumento está explicado básicamente por el incremento del subempleo por ingreso (invisible) de 44% (114 mil).
Por área de residencia
La población “nini” de adolescentes entre 14 y 17 años fue mayor en el área urbana (7.6%) que en la rural (5%), pero en ambos casos, si bien en el primer caso ha disminuido respecto al último trimestre del 2020 (11%), en ambas áreas el porcentaje sigue siendo mayor que en la etapa prepandemia (5.8% y 4.8%, respectivamente).
Un inicio con desventajas por el COVID
Elmer Cuba, Socio de Macroconsult
Los jóvenes que están en primaria o primeros años de secundaria van a volver a la presencialidad, van a poder reforzar el aprendizaje que se ha hecho mal. En cambio, alguien que está en cuarto o quinto de secundaria ya no podrá “remediar” porque ya casi acabó, su relación con el colegio terminó. Los egresados post covid-19 son los más perjudicados porque su formación los va a limitar e incluso podrían engrosar el grupo de los “ninis”.
O entrarán al mercado laboral pero muy perjudicados, muy disminuidos, por dos razones: porque su formación no ha sido la mejor y porque la demanda de empleo no está muy dinámica. Su salario de entrada va a ser muy bajo.
Lo más urgente es que el Estado subsidie la escolaridad en cuarto y quinto de secundaria -e incluso egresados- para reforzar su educación, para compensar la pérdida de estos dos años.
La cifra
- 67.7% de mujeres solo estudia.
- En el cuarto trimestre del 2021 ese porcentaje superó al de los hombres ( 63.8%), tal como lo hizo antes del covid ( 76% y 71%, respectivamente).