El aislamiento social obligatorio, establecido para frenar la propagación del coronavirus y alcanzar el “efecto martillo” en el número de contagios, ha puesto a la economía nacional en jaque. Hasta hoy suman 37 días en los cuales casi todas las actividades económicas están detenidas y -si no se extiende la cuarentena- el 26 de abril se reiniciarían las labores gradualmente.
En este contexto, el PBI nacional se contraría en el 2020 por primera vez después de 21 años. Según Thorne & Associates, la economía caería 3% este año, alcanzando cifras negativas consecutivas desde marzo hasta al menos setiembre; la mayor caída se daría en el segundo trimestre (-15.6%).
A medida que se reanuden actividades como la minería o la industria, las contracciones del PBI serán menores, y -estima- hacia el cuatro trimestre volveremos a tasas de crecimiento positivas.
-Las razones-
¿Cómo se explica el resultado del año? En el 2020 todos los sectores se contraerían; salvo agricultura (0.8%), que es una de las actividades que no está parada por ser de primera necesidad. Entre los más golpeados a causa de la cuarentena están los sectores de electricidad, manufactura y minería e hidrocarburos.
Pese al shock externo, en febrero el PBI creció a la mayor tasa desde diciembre del 2018, pero la consultora considera que el impacto del confinamiento en las cifras de marzo será fuerte (-5.5%); y, algunos indicadores ya muestran que la caída del PBI en abril será todavía mayor.
Por ejemplo, el gasto de capital (inversión) del Gobierno se encamina a una caída de 60% (real) en este mes, con cifras negativas en los tres niveles de gobierno. La producción de electricidad muestra lo mismo: si bien el ajuste no fue tan grave en marzo (-12.8%), considerando el contexto, empeorará en abril ligado a la duración del confinamiento (-30%).
A todo ello, se suma la confianza empresarial que anticipa -con cierto rezago- el desempeño de la inversión privada. En marzo, se deterioro -y se ubicó en terreno negativo- las expectativas sobre la economía a 3 y 12 meses, incluso llegando a solo 21.8 puntos para el corto plazo (menos de 50 es terreno negativo).
En línea con lo anterior, el mercado laboral de Lima da indicios de un impacto aún moderado, pero con espacio a ampliarse. De hecho, según información del Ministerio de Economía (MEF), abril es un mes crítico porque 3.6 millones de puestos de trabajo están en riesgo.
Esto ejercerá presión a la baja sobre el consumo privado -se estima que solo en el segundo trimestre caería en 10.5%, su menor tasa en 110 trimestres-, parcialmente contrarrestada por los bonos a las personas y familias; esto afectará sobre todo a las industrias de bienes y servicios no esenciales y a eventos masivos.
-La otra cara de la moneda-
El consumo público jugó un rol importante porque, explicó la consultora, mitigó la caída del PBI en marzo y amortiguará el resultado del segundo trimestre de este año (aunque no impedirá que terminen en rojo).
Por ejemplo, el gasto corriente habría aportado 2.3 puntos porcentuales al resultado de marzo fundamentalmente a través de un mayor gasto en transferencias.
-Datos-
1. El resultado del mayor gasto y los menores ingresos del Gobierno será un mayor déficit (al menos 10% del PBI según estimó Thorne & Associates). Proyectó un aumento mensual de 1 punto porcentual del déficit fiscal; y en este contexto, la deuda pública saltaría a más de 30%: 35% del PBI en el 2020 y 42% en el 2021.
2. La recaudación tributaria, que ya acarreaba una tendencia decreciente, se contraerá aun más en el segundo trimestre.