Sobre las 100,000 hectáreas de Lima Metropolitana, el desarrollo inmobiliario pisa fuerte con cada vez más viviendas, oficinas y comercio. Sin embargo, las tierras agrícolas en las periferias aún reúnen hasta 10% de esa extensión y mantienen su propia dinámica.
El gerente de Desarrollo Urbano de Lima, Eusebio Cabrera, señaló que la mayoría de posesionarios no desean vender esas tierras, ni cambiarlas a una zonificación residencial. No obstante, están variando la actividad central.
“Para que una actividad agrícola sea rentable se requieren grandes extensiones. En Lima, la mayor parte está en parcelas de dos a una, o de media hectárea. Este tamaño es útil, pero no es altamente rentable”, comentó a Gestión.
Así, refirió que la mayor parte desarrolla más la actividad pecuaria con granjas de aves, cerdos, cuyes y animales menores. Y es que, para ello, la extensión requerida es menor, y la ganancia es más alta por la creciente demanda en los mercados, dijo.
No obstante, mantienen ciertos cultivos por la vocación de producir la tierra, añadió.
Hacia la titulación
Si bien los posesionarios desean mantener sus campos, muchas extensiones se han convertido en lotizaciones y asociaciones de viviendas.
Y es que solo 25% de las tierras tienen títulos de propiedad, sostuvo Cabrera.
Señaló que la mayoría de estas tierras le pertenecen al Estado, aunque 30% de los campos con títulos han sido registrados por personas que las han obtenido o comprado a bajos precios.
“Una hectárea no formalizada puede estar desde S/ 50 y S/ 100 hasta S/ 500, pero titulada el precio por lo menos se duplica, porque el propietario está en otras condiciones de vender”, dijo el funcionario, tras mencionar que la Municipalidad de Lima está trabajando en la titulación para resguardar la propiedad de los posesionarios.
Terrenos para agro. En la ciudad capital, el desarrollo urbano se dio principalmente sobre campos de cultivo (valle del Rímac). Hoy, estas tierras están principalmente en Lurín, Pachacámac, Cieneguilla, Puente Piedra y Carabayllo, en los valles de los ríos Lurín y Chillón.