La compañía de sistemas de pago electrónicos Wirecard se ha desplomado este jueves otro 71.28% después de declararse insolvente tras reconocer que probablemente no existan los 1,900 millones de euros desaparecidos de su balance.
“La junta directiva de Wirecard ha decidido hoy presentar una solicitud de apertura del procedimiento de insolvencia en el juzgado de primera instancia e instrucción de Múnich competente por la amenaza de insolvencia y sobre endeudamiento”, anunció la compañía en un comunicado.
La negociación de las acciones de Wirecard, que habían bajado 12.7% antes de conocerse la insolvencia, fue interrumpida durante algunos momentos en la Bolsa de Fráncfort.
Al reiniciarse la negociación llegaron a desplomarse 80% y cerraron con una bajada de 71.28%.
Las acciones, que llegaron a costar 192 euros a comienzos de setiembre del 2018, se pagan ahora a 3.53 euros, 98% menos, por lo que su capitalización bursátil apenas llega a los 500 millones de euro.
Wirecard, que emplea a 5,800 personas, comenzó a desplomarse en bolsa el 18 de junio cuando no presentó el balance definitivo del 2019 porque la auditora EY se había negado a firmarlo al tener dudas sobre la existencia de 1,900 millones de euros, que supuestamente estaban en dos cuentas fiduciarias en Filipinas.
Desde entonces ha perdido unos 10,000 millones de euros de capitalización bursátil.
EY ha calificado lo ocurrido en Wirecard de criminalidad grave con dimensiones en todo el mundo.
"Hay señales claras de que se trata de un engaño grande en el que han participado varias partes en todo el mundo con la intención de engañar a varias instituciones", ha dicho EY, que había firmado los balances de años anteriores y también ha sido criticada por no dar la alarma antes, al igual que las autoridades alemanas de supervisión financiera BaFin.
Tras la dimisión de su fundador y consejero delegado, Markus Braun, el viernes de la semana pasada, Wirecard reconoció que el dinero probablemente no existía.
Braun, que era también uno de sus mayores accionistas, fue detenido el lunes y, tras pasar una noche en la cárcel, puesto en libertad tras el pago de una fianza de 5 millones de euros.
La Fiscalía de Múnich acusa a la compañía de haber inflado el volumen de negocios y el balance con ingresos simulados y de manipulación de mercado.
El secretario filipino de Justicia, Menardo Guevarra, dijo que es posible que se encuentre en Filipinas Jan Marsalek, directivo de Wirecard y pieza clave en el fraude.
Wirecard también estudia si es necesario presentar la solicitud de insolvencia para sus filiales, pero el banco Wirecard Bank no está afectado por la insolvencia.
A comienzos del 2019, el diario británico "Financial Times" acusó a Wirecard de irregularidades contables en Asia y de blanqueo de dinero.
Desde entonces los movimientos de las acciones de Wirecard, que parecía ser una tecnológica de gran éxito, brillante en el firmamento del sector tecnofinanciero y llegó a sustituir al Commerzbank en el selectivo de Fráncfort en setiembre del 2018, han sido como los de la montaña rusa.
Pero las autoridades judiciales alemanas no investigaron el posible fraude en aquel momento, incluso, consideraron que Wirecard podía sufrir ataques especulativos.
Ahora, un tribunal nombrará un administrador en la empresa, que tratará de salvar las partes viables.
Wirecard tiene un préstamo de 1,750 millones de euros con varios bancos, 900 millones en bonos convertibles y 500 millones en deuda corporativa.
Entre los acreedores se encuentran el Commerzbank y el banco regional público de Baden-Württemberg (LBBW), el holandés ABN Amro y la filial alemana del también holandés ING.
La próxima semana vencen 1,300 millones de euros de crédito para los que no hay reemplazos en caso de no lograr un acuerdo con los acreedores.