El gigante petrolero anglo-holandés Royal Dutch Shell detalló su plan para alcanzar la neutralidad carbono de aquí al 2050, algo que espera lograr, entre otras medidas, invirtiendo entre US$ 5,000 millones y US$ 6,000 millones por año en nuevas energías.
Este gasto significará una mayor producción de energías renovables, fabricación de biocarburantes o más puntos de carga para vehículos eléctricos, explicó un comunicado. También una lenta reducción de la producción de petróleo, precisó.
Solo la inversión en energías renovables, incluido el hidrógeno, ascenderá a entre US$ 2,000 millones y US$ 3,000 millones anuales, es decir un 10% del gasto total del grupo sumando todas sus actividades.
Shell había anunciado ya sus objetivos en materia medioambiental, pero no había dado hasta ahora detalles sobre cómo pretendía lograrlos, lo que multiplicaba las dudas sobre la seriedad de sus planes, sobre todo entre las oenegés.
El grupo, al igual que todo el sector, vive importantes turbulencias que le obligan a replantearse su modelo de empresa y su forma de producir.
Por un lado está la presión de la sociedad civil ante la crisis climática y por otro una demanda de petróleo por los suelos debido a la crisis provocada por la pandemia.
Concretamente, Shell detalló un calendario para reducir sus emisiones de dióxido de carbono entre 6% y 8% hasta el 2023, 20% hasta el 2030, 45% hasta el 2035 y 100% en el 2050.
Sin embargo, esto no significa que el grupo deje de lado su producción de petróleo y de gas, de donde vienen la mayoría de sus ingresos, que le permiten financiar este proceso hacia una actividad ecológicamente correcta.
Así, el grupo invertirá US$ 8,000 millones por año en la explotación y producción de hidrocarburos. Pero va a reducir su dependencia de las energías fósiles y prevé una baja de entre 1% y 2% de su producción de crudo cada año.
Shell cree que el punto más alto en su producción de petróleo se alcanzó en el 2019, es decir, antes de la pandemia. Paralelamente, el grupo estima que su emisión de carbono más elevada se produjo en el 2018 y desde entonces decrece y decrecerá considerablemente.
“Estamos acelerando nuestra estrategia para reducir nuestras emisiones y crear así un valor añadido para nuestros accionistas, nuestros clientes y la sociedad en general”, dijo el director general del grupo, Ben van Beurden.
“Debemos dar a nuestros clientes los productos y servicios que quieren y necesitan, productos que tienen el menor impacto medioambiental posible”, agregó.
Shell, que registró una pérdida colosal de US$ 21,700 millones en el 2020, puso en marcha desde el inicio de la pandemia una reestructuración profunda.
Estos cambios incluyen importantes supresiones de puestos, que le permitirán ser rentable a un menor coste y cumplir sus objetivos de ser una empresa más “verde”.