Hasta que el cambio de la matriz energética no sea una realidad a nivel nacional, el Perú seguirá dependiendo de los combustibles fósiles. Existe una demanda de 240,000 barriles de combustibles líquidos al día en promedio, de los cuales menos de 40,000 barriles son cubiertos con la producción nacional de crudo -proveniente de los lotes de la selva norte, central, noroeste y el zócalo-; y el resto, se completa con importación.
Pero a fin de reducir la importación y garantizar la seguridad energética, la empresa estatal Petroperú comenzó a ejecutar en el 2014 el proyecto de la Nueva Refinería de Talara, en Piura, con una capacidad para refinar 95,000 barriles diarios de crudo y producir combustibles más limpios (con un contenido de azufre menor a 50 partes por millón (ppm). La obra, a la fecha, tiene un avance de 96.19%, y su inversión alcanza los US$ 5,300 millones.
Según la Contraloría General de la República (CGR), el proyecto tiene previsto entrar en operación a fines de setiembre del 2022.
Para ese mes, no obstante, el actual Gobierno deberá liderar una serie de trabajos para solucionar los conflictos sociales en torno al Oleoducto Nor Peruano (ONP), y la remediación ambiental, si es que quiere asegurar el abastecimiento al 100% del crudo que necesitará la nueva refinería, señaló el vicepresidente de la Asociación Peruana de Profesionales de Hidrocarburos y Energía (APHE), Pedro Chira.
“Lo ideal es que Petroperú se asocie o produzca su propio crudo y el gran volumen del hidrocarburo está justamente en la selva norte del país, pero está atrapado por tres aspectos, los problemas ambientales que datan de los años ochenta, los sociales por las demandas insatisfechas de las poblaciones aledañas, y el tercer aspecto es la infraestructura”, declaró.
Cabe señalar que Petroperú anunció su ingreso al Lote I en Talara para el próximo 27 de diciembre, sin embargo, el volumen de dicho lote asciende a no más de 1,500 barriles diarios, según estimación de Chira.
La petrolera estatal, de acuerdo a Perupetro, también firmaría a fines de este año su contrato para operar el Lote 192, cuyo potencial de producción asciende a más de 10,000 barriles/día; y, finalmente, apunta a participar con un socio estratégico en el Lote 64, dijo su flamante presidente, Mario Contreras.
Pero para completar la demanda que tendrá la nueva Refinería de Talara, también se necesitaría adicionalmente la explotación de los lotes 8, 64 (con dos pozos que podrían activarse), 67 y 95, cuyos contratos se encuentran con obligaciones suspendidas (ver cuadro).
“Con ello podríamos pasar de producir 40,000 barriles al día a más de 100,000 barriles diarios de crudo pesado, lo suficiente para completar la demanda de la refinería”, indicó Gustavo Navarro, socio director de Gas Energy Latin America en Perú.
¿Importación de Ecuador?
Un segundo escenario, en el caso de que Perú no asegure producción nacional de crudo en los próximos años, es la importación. No obstante, se dependería del precio internacional -que actualmente oscila en alrededor de US$ 84 el barril- adicional al valor del transporte.
Frente a ello, Chira recomendó tener provisiones de países vecinos como Ecuador, México o Colombia. Por su parte, Navarro anotó que hay interés de PetroEcuador de vender su petróleo pesado al Perú una vez esté lista la nueva refinería. “Lo que se escucha es que debe haber un acuerdo de país a país que elimine a los traders”, sostuvo.
Justamente, Pablo Luna, gerente general de PetroEcuador, se mostró a favor de que ambos países se complementen respecto a la producción de crudo. “Sería sensacional, nosotros tenemos el suroriente, una región que está en fase de exploración y no tenemos las facilidades para transportar el crudo, y nos podríamos complementar con la infraestructura que tienen en Perú”, indicó durante el seminario virtual Perú Energía Bicentenario.
Datos
- De acuerdo a Gustavo Navarro, la producción del Lote 95 es exportada a través de Brasil debido a la paralización del Oleoducto Nor Peruano.
- Navarro también estimó que el horizonte para el uso de combustibles fósiles a nivel mundial es de 30 años. “Si no se explota en los próximos 30 años este recurso ya no servirá de nada y habremos perdido una gran oportunidad. Tenemos un tiempo limitado”.