Pfizer Inc. ha sido el primero en cruzar la línea de meta en casi todas las etapas de la carrera de la vacuna contra el COVID-19, pero ejecutivos de Moderna Inc. dicen que la larga experiencia de su empresa con la tecnología de mensajero ARN le da una ventaja más duradera.
“No estamos incursionando” en el ARNm, la tecnología que es la columna vertebral de las dos principales vacunas de Estados Unidos, dijo el presidente de Moderna, Stephen Hoge, en una entrevista el viernes. “Llevamos haciendo esto durante algunos años, somos los creadores de este espacio”.
Hoge dijo que la experiencia de Pfizer con ensayos clínicos rápidos y producción en masa le permitió sobresalir en el corto plazo. El gigante farmacéutico, fundado en 1849, ha desarrollado innumerables terapias conocidas. Además, su socio, BioNTech SE, había estado trabajando en ARNm durante años.
Moderna se creó en el 2010 y tiene un solo producto en el mercado, su vacuna. Pero la tecnología superior de Moderna y el conocimiento de ARN le permitirán seguir adelante a medida que el mercado madure, pronosticó Hoge.
“No tengo la intención de vencerlos en su juego”, dijo. “Están tratando de descubrir cómo jugar al mío”.
Moderna ha alcanzado un momento importante en su breve historia. Su acción se disparó cuando su vacuna surgió como la favorita contra el COVID, pero se enfrenta a un creciente escepticismo de inversionistas que dicen que sus próximos productos están a años de distancia del mercado y que, mientras tanto, una caída profunda de las ventas podría estar a la vista.
De hecho, esa ansiedad ha ejercido presión sobre las acciones de Moderna y Pfizer. Moderna ha caído un 29% desde que alcanzó un máximo de 52 semanas el 9 de agosto, mientras que Pfizer ha caído un 13% desde que tocó su máximo del año pasado el 17 de agosto.
A pesar de esos temores, los ejecutivos de Moderna dijeron que se apegan a la fórmula que los convirtió en una de las startups más valoradas en la historia de la biotecnología, y que su enfoque les ofrece mucha flexibilidad para competir con las farmacéuticas más grandes.
El director ejecutivo, Stephane Bancel, dijo que la compañía —cuyo símbolo de cotización, MRNA, es un reflejo de su compromiso con su tecnología central— no se apresurará a cerrar acuerdos para intentar apuntalar las ventas.
“No estamos tratando de hacer un negocio para aumentar los ingresos. No es un juego de ingresos. Es una estrategia de ciencia y tecnología que tenemos”, dijo Bancel. “Tenemos una cartera de proyectos muy densa y muchos ingresos provienen de ella”.
Brecha de producción
Por el momento, sin embargo, Moderna está operando a la sombra de su rival más grande. Hoge reconoció que Pfizer se ha adelantado más o menos un mes en los lanzamientos iniciales de vacunas y refuerzos contra el COVID-19, algo que dijo que era en gran parte una función de la mano de obra y el peso de la producción de Pfizer. Moderna no había fabricado nada a escala antes de la pandemia.
Pfizer y BioNTech planean producir 3,000 millones de dosis de vacunas este año; Moderna no fabricará más de 1,000 millones. La brecha se reducirá el próximo año, cuando Moderna apunta a producir 3,000 millones de dosis, en comparación con los 4,000 millones proyectados por Pfizer.
“Siempre nos han dicho que no podemos competir con Pfizer”, dijo Hoge. Dijo que, por empleado, Moderna está superando la producción de Pfizer.