Las presiones inflacionarias y el resurgimiento de los casos de coronavirus debido a la variante delta están dificultando la recuperación de las pequeñas empresas de Estados Unidos, según un informe de Goldman Sachs Group Inc.
Entre los 1,145 encuestados a finales de agosto, cerca del 75% está preocupado por el impacto del aumento de las tasas de contagio por COVID en sus negocios, señaló Goldman Sachs el martes en su informe. Alrededor del 86% dijo estar preocupado por la inflación, y el 81% ve un aumento de las presiones sobre los precios desde la última encuesta de la firma en junio.
El número de propietarios de pequeñas empresas que piensan que Estados Unidos se está moviendo en la dirección correcta ha disminuido en el período.
“Ha habido un gran cambio de sentimiento en lo que respecta a la inflación y los problemas de mano de obra”, dijo en una entrevista Joe Wall, director nacional del programa “10,000 Small Business Voices” de Goldman Sachs, que realizó la encuesta. Las condiciones de contratación también se han deteriorado desde junio.
“Esos temas se están volviendo cada vez más pronunciados en términos de los desafíos, además del acceso al capital, que escuchamos constantemente de las pequeñas empresas”, agregó.
Las empresas más pequeñas, que por lo general tienen menos de 500 empleados, son consideradas un motor para el crecimiento económico y el empleo, y han contribuido a casi dos tercios del aumento neto del empleo en Estados Unidos entre el 2000 y 2018, según la Administración de Pequeñas Empresas.
Sin embargo, a medida que avanza el virus, las empresas se han enfrentado a persistentes interrupciones de la cadena de suministro y dificultades de contratación.
Los sectores en los que se se ve la mayor inflación son la construcción, el comercio minorista, la industria manufacturera y la hostelería, dijo Wall en otra entrevista con Bloomberg TV.
Alrededor de un tercio de los propietarios de empresas dijeron que están muy seguros de poder conseguir dinero en efectivo si lo necesitan, según la encuesta. Un 44% dijo que sus empresas tendrían menos de tres meses de reservas de caja si se produjera otro cierre. Y el 91% de los encuestados quiere que el Gobierno federal diseñe un programa de garantía de préstamos a largo plazo y a bajo interés.