Pese a que la tasa de mortalidad no tiene una clara reducción hasta la fecha, la demanda de servicios de sepelio podría ser un indicador. Y si bien no se trata de un factor determinante, lo cierto es que para Mapfre se está generando un aplanamiento según su demanda.
“Hemos estado atendiendo al tope de la capacidad, aunque notamos una caída en la curva de la demanda de servicios. En Piura estamos al triple de niveles normales, pero llegó a ser 10 veces más, ahora se está aplanando”, contó a Gestión María Amalia de la Jara, directora de la Unidad de Funerarias y camposantos de Mapfre.
Para la empresa, en junio se llegó a la etapa más alta de mortalidad, lo que implicó un aumento de tres veces en el volumen de servicios en Huachipa, su cementerio más grande que tiene 13 hectáreas. Así, cuando antes tenían 18 servicios por día, con la pandemia se llegó a un pico de 56.
En el caso de Piura, tenían una atención mensual de 20 servicios, pero esta cifra aumentó a 296 en mayo debido a la habilitación del crematorio. En Lima, el 60% de los servicios fueron por sepultura, mientras que el 40%, por cremación. Así, solo entre enero a junio, la facturación de la empresa aumentó en 55% respecto al mismo período en 2019.
Por ahora, Mapfre cuenta con 5 cementerios a nivel nacional ubicados en Huachipa, Piura, Chincha, Pisco e Ica, además de 11 puntos de atención funeraria que incluyen Finisterre y Agustín Merino.
Inversión
Para poder atender dicha operación, recurrieron a un incremento de 40% en la fuerza laboral para funerarias, más de 25% para sepulturas, un aumento de 40% en la partida de EPP para el personal, además de implementar 4 cámaras de frío para servicios programados. Asimismo, invirtieron cerca de US$200 mil en un nuevo horno para contar con mayor capacidad de cremación que estaría entrando a inicios de agosto en operación.
Así, contarán con crematorios en 5 cementerios a nivel nacional para sus 600 mil asegurados. Pero esta cantidad crecería hacia el próximo año. Para el 2020 esperaban inaugurar un nuevo cementerio en Chiclayo; sin embargo, los planes se postergaron por la pandemia y podrían iniciar obras hacia mediados del 2021. Además, buscan abrir otros dos en Iquitos (15 hectáreas) y Arequipa que contarán con crematorio.
“Invertir en un cementerio puede tomar años por permisos y certificaciones y, para uno ecológico, mínimo se necesitan 7 hectáreas. Sin considerar terrenos, que en función a dónde estén puede variar mucho, invertimos cerca de S/1 millón en infraestructura por cada uno”, explicó la ejecutiva.
Demanda
Por otro lado, pese a que se registró una contracción de 25% en la venta de primas por sepelio hacia los primeros meses de la cuarentena, en junio se ha identificado una recuperación con niveles similares a marzo. Así, de la Jara estima cerrar el año con 5% de crecimiento frente al 9% del 2019.
Asimismo, 40% del modelo de distribución de productos de sepelio proviene del canal digital y el 80% de los clientes que adquieren dichos productos tiene entre 40 a 45 años, detalló.
Actualmente, si bien la mayor demanda va por las sepulturas, la ejecutiva estima que las cremaciones lleguen al 50% con el pasar del tiempo y el cambio cultural. Previo al covid, cerca del 20% de servicios eran por cremación, pero aumentó al 37% durante el pico de la pandemia a nivel local.
Precisiones
Cerca del 65% de servicios vienen por clientes particulares y, el resto, por asegurados.
Se restringió a 5 personas como máximo para acudir a una sepultura y 2 para una cremación, por lo que el 90% de clientes accede al servicio de vídeo que filma la ceremonia sin cargo adicional.
La cremación tiene un precio de S/2,500, mientras que la sepultura asciende a cerca de S/4,800.