El primer ministro israelí advirtió el martes al director de Unilever, propietario del fabricante estadounidense de helados Ben & Jerry’s, de “graves consecuencias” por su decisión de no comercializar sus productos en los territorios palestinos ocupados.
“Desde el punto de vista del Estado de Israel, esta acción tendrá graves consecuencias, incluidas las legales”, afirmó Naftali Bennet en un comunicado de su oficina.
El primer ministro, que mantuvo una conversación telefónica con el consejero delegado de Unilever, Alan Jope, considera esta decisión “de boicotear Israel como una acción claramente antiisraelí”.
En un comunicado publicado el lunes, la filial de Unilever declaró: “Pensamos que no es compatible con nuestros valores que los helados Ben & Jerry’s sean vendidos en los territorios palestinos ocupados”.
Por ello, anunciaron su decisión de no renovar el acuerdo de licencia con las empresas que fabrican y distribuyen sus helados en Israel y los territorios palestinos ocupados, que expira a finales del 2022.
Aun así, la empresa indicó en su comunicado que va a “quedarse en Israel”, aunque sus productos ya no sean vendidos en los territorios ocupados.
El ministro de Exteriores israelí, Yair Lapid, dijo en un video que esta decisión “es una capitulación vergonzosa al antisemitismo, al movimiento BDS (de boicot de productos israelíes), a todo lo que es malo en el discurso antiisraelí y antijudío”.
Fundada en 1978, Ben & Jerry’s tiene reputación de compromiso con ideas progresistas, como la protección de la ecología, el respeto a los derechos humanos o la lucha contra la desigualdad.