Renzo Balarezo, gerente general de Grupo Palmas.

En el marco del I Congreso Nacional de Productores de Palma Aceitera, Renzo Balarezo, gerente general de Grupo Palmas, del Grupo Romero, conversó con Gestión.pe sobre sus planes de expansión y sus acciones frente a la competencia internacional en el mercado de biodiesel.

¿En qué consiste el desarrollo de cadenas de productivas que han planteado?
Vamos a adaptar nuestro modelo negocio original, que era estar 100% integrado con plantaciones propias, para desarrollar a pequeños agricultores a que formen parte de nuestra cadena de suministros. Todo esto siempre alineado a nuestra estrategia de sostenibilidad. Tendremos 100% de trazabilidad del origen de la materia prima, desde el campo hasta nuestro cliente final.

¿Cómo harán el trabajo con los productores?
En realidad no es nuevo el trabajo con los pequeños productores. Desde sus orígenes, la compañía trabajó un relacionamiento con el entorno en buenos términos. Ha sido una evolución. Normalmente al agricultor independiente lo consideramos un proveedor del fruto pero ahora estará al centro y se le considerará un cliente. Como compañía le brindaremos un servicio que consiste en asesoría técnica, agrícolas, análisis técnicos y profesionales y de capacitación al agricultor.

¿Se tiene una proyección de con cuántos productores trabajarán?
Al año pasado hemos trabajado con cerca de 400 agricultores en la cadena de suministro. Esto representa más o menos unas 5 mil hectáreas y un volumen de cerca de 80 mil toneladas de fruto. Nuestro primer reto es, al 2025, triplicar estos valores. Que podamos procesar cerca de 240 mil toneladas de fruto lo que representa, a su vez, 30% de nuestra base de suministro.

El fruto que proviene hoy de nuestra cadena de suministros es de 10% a 12% de la producción. Las 80 mil toneladas de producción agrícola que recibimos de nuestra cadena de suministro provienen de Tocache y es una fracción de la producción global de Perú.

¿Cuánto crecería la cantidad de productores con los que trabajarían?
Por regla de 3, pasaríamos a más de 1200 agricultores para el 2025.

¿Cómo ha venido creciendo el grupo en el rubro de consumo de aceite?
Tuvimos una etapa de expansión en la compañía en la que hay plantaciones que están entrando en etapa productiva. Para eso ya hemos venido creciendo un 10% al año en producción de aceites. Estamos invirtiendo en una nueva planta extractora de aceite en Pucallpa. Estamos en los detalles finales para, a fines de 2019, tener la planta de producción operando.

En este proceso de crecimiento, también hemos cerrado la adquisición de una nueva refinería para ampliar la capacidad de refinación y poder procesar la materia prima en productos terminados. Esta planta estaría en Tocache para modernizar y ampliar capacidad de refinamiento. No descartamos que en Pucallpa pueda convertirse en un nuevo centro de procesamiento de palma integrado.

¿Cuánto aumentaría su producción de refinamiento con la nueva infraestructura?
Estaríamos incrementando entre un 60 a 70% de nuestra capacidad de refinación de aceite.

En Pucallpa, ¿cómo está diseñado el proyecto?
La extractora de Pucallpa tiene una inversión de cerca de US$ 15 millones. Esta debería atender unas 5000 hectáreas de agricultores independientes. Esperamos recibir unas 100 mil toneladas de fruto lo que es unas 25 mil toneladas de aceite crudo. El objetivo es refinar y darle valor al 100% de nuestra producción.

En cuanto al aceite para biodiesel, ¿qué proyectos tienen?
Lamentablemente ese mercado aquí, si bien se creó uno con la mezcla de hasta el 5%, se ve empañado porque se ha permitido abiertamente la importación de biodiesel. Los biocombustibles en el mundo son un sector que es altamente subsidiado en sus países de origen. Lo que buscan estos países cuando diseñan estos mercados al crear una mezcla obligatoria, es generar una cadena de suministro local para que, desde el campo hasta el biodiesel, se genere desarrollo.

Al permitir la importación sin ninguna medida de control, lo único que se hace es crear un mercado para agricultores del extranjero.

Pero Indecopi ha tomado medidas antidumping
Sí. Nosotros hemos reclamado y utilizado los mecanismos disponibles para defender el mercado. Hemos logrado, a través de Indecopi, poner medidas antidumping al biodiesel estadounidense y luego al argentino. Cada vez que se ponen estas medidas, se busca un nuevo proveedor y, hoy en día, se busca el biodiesel de Indonesia y las refinerías consumen ese producto.

Hay otros países en esa pugna también, como Holanda
Estamos preparando una iniciativa para evaluar el tema de Indonesia. Ya se viene trabajando con otras productoras de biodiesel local y esperamos ingresar pronto nuestro expediente. Es una denuncia por competencia desleal ante el Indecopi por prácticas de dumping.

Las compras en Perú son más que nada de afuera
El mercado es de 250 a 270 mil toneladas de biodiesel. Lamentablemente la oferta de Junpalma (gremio que comprende cerca del 90% de la producción de palma aceitera en el Perú) está limitada porque desde el inicio de la ley de creación de mercados de biocombustibles, nunca se le permitió despegar porque se prefirió comprar el biodiesel importado y subsidiado.

Grupo Palmas invirtió en una planta de biodiesel. Junpalma y los agremiados también hicieron inversiones y, lamentablemente, la producción se tiene que exportar como crudo, como materia prima y sin tener valor agregado. Si se dan las condiciones al mercado, tanto agricultores como industria no vamos a tener reparos en invertir para tener la demanda. Tendrá que haber, obviamente, una gradualidad para hacer el match con la demanda total.

El año pasado se deforestaron más de 140 mil hectáreas y se atribuyó el problema, en gran parte, a los cultivos de palma aceitera, ¿qué puede decir al respecto?
Lamentablemente, el problema es que se suele ver muy de cerca. Se enfoca en la palma y parece grande pero, en perspectiva, hay 12 millones de áreas deforestación y 150,000 hectáreas anuales de deforestación. En 50 años de industria palmera en el Perú se han sembrado 86 mil hectáreas. Si analizamos con data real, la palma no es el driver de la deforestación sino la pequeña agricultura migratoria que hace subsistencia. Esto porque no tienen mercados adecuados, cultivos que los saquen de la pobreza o calidad de vida digna.

¿Ellos depredan?
No, subsisten. La palma no es la panacea pero es una alternativa para frenar la deforestación y presión sobre el bosque. Es una alternativa viable, rentable y permanente –porque es un cultivo permanente- para agricultores que quieren un cambio de vida y bienestar.

Pero el cultivo de palma aceitera no es para el corto plazo
Ahí viene el (hecho) que no pueden hacerlo solos. Viene encadenamiento con empresas anclas, como nuestro modelo, de cadena productiva. Se trata de acompañarlos en ese proceso. Hace 3 años el Grupo Palmas decidió cambiar su modelo de crecimiento y se hizo un compromiso de no intervención de bosques y dedicar su crecimiento en áreas deforestadas. Fuimos la primera empresa peruana en hacer público ese compromiso.