El gigante inmobiliario chino Evergrande indicó el lunes que está enfrentando “dificultades sin precedentes” pero negó rumores de que está a punto de quebrar.
El conglomerado con sede en Hong Kong, que reconoció que sus obligaciones ascendían a más de US$ 300,000 millones, trata de tranquilizar a los inversionistas y de bajar su enorme deuda.
El grupo fue degradado en su calificación por dos agencias crediticias de notación la semana pasada, mientras el precio de sus acciones bajaba al nivel que tenía en el 2009.
Ante las informaciones sobre protestas de clientes preocupados por sus inversiones, la empresa trata de bajar la tensión.
“Los comentarios recientes publicados en línea sobre la reestructuración de Evergrande son completamente falsas”, dijo la compañía en un comunicado en su sitio web.
La compañía “enfrenta dificultades sin precedentes en este momento, pero asumirá con firmeza sus responsabilidades como corporación y se dedicará por completo a garantizar la reanudación del trabajo y la actividad industrial”.
El grupo “protegerá las transacciones en curso, tratará de hacer todo lo posible para restaurar la normalidad de las operaciones y garantizar totalmente los derechos e intereses legales de sus clientes”, añadió.
Videos no confirmados en las redes sociales chinas mostraban el lunes protestas en varias ciudades, inclusive frente a la sede del grupo en Shenzhen, donde múltiples compradores mostraban su preocupación por la situación de la empresa.
Un informe de la semana pasada de Capital Economics indicó que Evergrande debía terminar 1.4 millón de propiedades para fines de junio.
Algunos acreedores pidieron la inmediata devolución de sus préstamos, informó a comienzos de septiembre Bloomberg.
Evergrande es una de las mayores empresas privadas de China y uno de los líderes internacionales en la promoción inmobiliaria.