El gigante chino de la educación extraescolar New Oriental perdió un 90% de su valor de mercado tras las nuevas regulaciones que el Gobierno chino aprobó para el sector a mediados del 2021, indicó el fundador de la compañía, Yu Minhong.
Hace menos de un año, en febrero del 2021, la capitalización de mercado de la empresa, que cotiza en Nueva York, superaba los US$ 33,000 millones, cifra que actualmente se ha reducido hasta poco más de US$ 3,000 millones.
La facturación operativa de New Oriental cayó un 80%, explicó Yu en un mensaje publicado a través de su cuenta en la red social WeChat del que se hace eco el diario oficial Global Times.
Asimismo, la compañía gastó casi 20,000 millones de yuanes (US$ 3,148 millones, 2,768 millones de euros) en los finiquitos de los cerca de 60,000 empleados que despidió, la devolución de las matrículas que los estudiantes habían pagado o la ruptura de los contratos de alquiler de sus centros educativos.
Tras cerrar buena parte de sus cursos extraescolares, Yu aseguró que su empresa se centrará ahora en la “educación de calidad” para segmentos como los universitarios o la educación china en el exterior.
Por su parte, su filial de clases en línea Koolearn ha abierto un sistema de mercadotecnia mediante emisiones en vivo (’streaming’) que la compañía pretende utilizar para transformarse en una plataforma de comercio electrónico centrada en productos agrícolas, en la línea de la política de “prosperidad común” propugnada por el presidente chino, Xi Jinping.
El de New Oriental es uno de los casos más representativos de lo que supuso la campaña de regulación de Pekín en el sector de la educación extraescolar privada, valorado en hasta US$ 125,000 millones.
Las nuevas reglas, anunciadas en julio del año pasado, contemplaban que todas las compañías que ofrezcan este tipo de educación sobre materias impartidas en el horario escolar debían convertirse en organizaciones sin ánimo de lucro, y prohibían las clases en festivos o fines de semana.
Algunos analistas apuntaron a que se trataba de una medida para fomentar que las familias chinas tuvieran más hijos, ya que las tasas de natalidad están decreciendo en el país a medida que envejece la población, en parte debido a los altos costes de criar a los niños.