Durante gran parte de este año, la tasa de eficacia de una vacuna china fabricada por Sinovac Biotech ha sido tema de preocupación dado que existen tres conjuntos de datos diferentes —con tasas de protección que van de 50% a 90%— de ensayos clínicos en Brasil, Turquía e Indonesia.
La incertidumbre es relevante porque muchos países en desarrollo del mundo tienen sus esperanzas puestas en la vacuna de Sinovac, debido a su falta de acceso a las muy eficaces vacunas ARNm de compañías como Pfizer y Moderna que fueron acaparadas por las economías más ricas.
La vacuna de Sinovac es la segunda más utilizada en el mundo, después de Pfizer, y se han enviado alrededor de 380 millones de dosis alrededor del mundo.
Estas dudas crecieron durante los últimos meses, pues la empresa se mantuvo en silencio y no dio detalles o explicaciones que pudieran aclarar las divergencias en los datos.
Para el director ejecutivo, Yin Weidong, la prioridad no era explicar o tratar de abordar la cobertura negativa de los medios, sino conseguir que la vacuna fuera aprobada por la mayor cantidad posible de reguladores. El resto, dijo a Bloomberg en una entrevista exclusiva el mes pasado, no importaba mientras las poblaciones se vacunaran.
No obstante, por la falta de perspicacia mediática de la empresa y la falta de control sobre la información difundida por sus socios de ensayo en todo el mundo, ahora la vacuna tiene una mala reputación, peor de lo que se merece.
En el mundo real, surgen pruebas de que es muy eficaz: Indonesia dijo recientemente que de cerca de 130,000 trabajadores de la salud totalmente inmunizados con la vacuna de Sinovac, el 94% fueron protegidos de la infección sintomática, el 96% de la hospitalización y el 98% de la muerte.
Fiel a su estilo, ni Sinovac ni su director ejecutivo sabían sobre ese estudio o incluso que los datos iban a ser publicados por el Gobierno de Indonesia.
Una conclusión clave del bautismo de fuego de Sinovac para la creciente legión de empresas de biotecnología chinas que desean convertirse en el próximo Pfizer o AstraZeneca es: la confianza global en ellas y sus productos dependen de cuán bien comuniquen fuera de China y enfrenten el incrementado escrutinio que es la norma en el escenario mundial. De lo contrario, se perjudican a sí mismos y sus contribuciones al avance farmacéutico mundial.