Las empresas de todo el mundo podrían pagar colectivamente casi un 14% más al año en impuestos corporativos a la renta si se implementa por completo un acuerdo tributario global, según nuevas estimaciones del Fondo Monetario Internacional.
Las proyecciones del FMI presagian un fuerte aumento en la recaudación de impuestos corporativos ligado en gran medida a un pacto de dos partes alcanzado el año pasado con casi 140 países para implementar una tasa impositiva mínima del 15% y una revisión de algunos derechos impositivos globales para exigir que algunas de las empresas más grandes registren resultados en los países donde se generan los ingresos.
El impuesto mínimo aumentaría los pagos de impuestos corporativos en todo el mundo en aproximadamente un 5.7%, o aproximadamente US$ 150,000 millones, según las estimaciones del FMI.
Los ingresos por impuestos corporativos podrían aumentar un 8.1% adicional debido a la reducción de la competencia fiscal, lo que significa que las empresas tienen menos incentivos para valerse de complejas estructuras comerciales para esconder ingresos en países con impuestos más bajos debido al piso mundial del 15%.
La estimación del FMI está en línea con la de la OCDE, que dijo que una tasa mínima podría, en última instancia, aumentar los ingresos de los gobiernos en US$ 150,000 millones al año, mientras que las nuevas regulaciones reasignarían US$ 125,000 millones de ganancias por gravar a países donde las grandes compañías generan ingresos, pero podrían tener poca presencia física.
Las proyecciones del FMI suponen que los países que actualmente tienen tasas impositivas por debajo del mínimo aumenten sus tasas al menos hasta el nivel mínimo. Eso aumentaría la tasa corporativa promedio en el mundo de 22.2% a 24.3%.
Las estimaciones brindan un panorama optimista para un posible fin del desenfrenado traspaso de ganancias de un país a otro, un problema que los líderes mundiales han intentado resolver durante años. Cada año, los gobiernos pierden entre US$ 100,000 millones y US$ 240,000 millones estimados en ingresos fiscales por la evasión de impuestos corporativos, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Sin embargo, las proyecciones no tienen en cuenta la posibilidad de que algunos de los países que firmaron el acuerdo fiscal global el año pasado finalmente no lo apliquen. La OCDE, que ayudó a facilitar las negociaciones, no tiene la facultad para implementarlo; eso depende del gobierno local de cada país.
Tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, ambos firmes defensores de las negociaciones globales que dieron paso al acuerdo, existen obstáculos para hacerlo realidad.
El Congreso de Estados Unidos incorporó los cambios a la ley en un paquete de impuestos y gastos más amplio que está atascado en un Senado estrechamente dividido. Este mes, Polonia bloqueó un compromiso para implementar el acuerdo en la Unión Europea, postergando una resolución hasta, al menos, el próximo mes o después.