Por Star Chen, CEO de Unilever Food Solutions
Muchos empleados todavía creen que se requiere trabajar fines de semana y horas extras para salir adelante.
He estado en el mundo de los negocios durante casi 30 años, y no habría llegado a donde estoy ahora si solo me hubiera concentrado en las horas que dedico a la oficina. Lo que cuenta por encima de todo es el impacto que tiene en su trabajo: la calidad del trabajo que hace, más allá de la cantidad de horas que dedica. Haga de este su principio rector. Cuando su trabajo se define por el impacto que genera, no por el resultado, esto lo libera de preocuparse demasiado por la óptica o las horas que se le “ve” dedicando.
Comience por hablar
Tenga una conversación sincera con su gerente para determinar qué valor puede agregar y dónde. Deje en claro que reconoce lo importante que es apoyar a su equipo y estar disponible para los colegas. Hágale saber a su gerente que comprende que esas cosas no se pueden comprometer. Recuerde que aproximadamente del 20 al 30% del tiempo de un gerente debe dedicarse a la capacitación y el apoyo, así que no tenga miedo de compartir sus pensamientos y pedir claridad para asegurarse de tener un resumen claro y comprender completamente sus expectativas.
Manténgase enfocado en el impacto
La comunicación continua es vital. No asuma que su gerente lo está observando y que comprende su forma de trabajar. Programe actualizaciones periódicas individuales con su gerente y los miembros de su equipo. Es una buena oportunidad para demostrar que usted está al día, o incluso va adelantado. En estas reuniones, esté abierto a dar y recibir comentarios. Ello indica que está completamente sintonizado con lo que sucede en el negocio y también lo ayudará a mantenerse en el camino correcto. Una vez más, se trata de maximizar su impacto, no de mostrar cuántas horas está en su escritorio.
Sea un jugador de equipo
Aunque es esencial que su gerente sea consciente de la alta calidad de su trabajo, no subestime la importancia de también obtener la aprobación de sus compañeros y miembros del equipo. En mi experiencia, el buen trabajo en equipo aumenta la empatía y el apoyo, porque están enfocados en sacar lo mejor de cada uno. Esto, a su vez, conduce a una mayor creatividad, lealtad y compromiso en el lugar de trabajo.
Ser un buen jugador de equipo le permitirá, en última instancia, entregar el trabajo a un nivel muy alto. Trabajar en equipo mejora su propia eficiencia, motivación y productividad. Le permite comprender y apreciar las habilidades y valor agregado de otros colegas para lograr un objetivo conjunto. Saber que puede confiar en los demás también lo ayudará a concentrarse en lo que hace mejor y, como resultado, lo motivará a desempeñarse mejor.
Al final, recuerde que esto solo se puede lograr si tiene un gerente que lo apoye. Si queda claro que la óptica y ser “visto” trabajando duro prevalecen sobre la alta calidad del trabajo que está haciendo, es hora de cerrar el capítulo y seguir adelante. Tomar esa decisión no siempre es fácil, pero siempre vale la pena.