Director general de Shell, el neerlandés Ben van Beurden. (Foto: Sergei Karpukhin/Pool Photo via AP, File)
Director general de Shell, el neerlandés Ben van Beurden. (Foto: Sergei Karpukhin/Pool Photo via AP, File)

El director general de Shell, el neerlandés Ben van Beurden, pondrá fin a sus funciones a finales de 2022, dejando atrás una empresa en plena transición energética y asentada sobre importantes beneficios gracias al aumento de los hidrocarburos.

Será reemplazado por el canadiense Wael Sawan, de 48 años, que hasta ahora había sido director de los sistemas integrados de gas y renovables y antes había estado a cargo de las actividades de exploración y producción.

Wael Sawan ocupaba también una plaza dentro del comité ejecutivo desde hace tres años.

Los comentaristas estiman que esta nominación demuestra que el grupo quiere aumentar en potencia sobre la transición energética.

, de 64 años, mantendrá una función como asesor del consejo de administración hasta junio del 2023 y luego dejará el grupo, precisó el comunicado de Shell que no detalló el motivo de su partida.

El presidente del consejo de administración, Andrew Mackenzie, alabó “la extraordinaria carrera de 39 años” en y destacó que en sus nueve años de director general “estuvo a la vanguardia de la transición hacia la neutralidad de carbono”.

También señaló que “deja detrás suyo una empresa rentable y sólida con un balance robusto”.

El dimisionario calificó a su sucesor de “dirigente inteligente (...) y dinámico que continuará sirviendo a Shell con convicción y entrega”.

A finales de julio, Shell publicó un beneficio neto de US$ 18,000 millones en el segundo trimestre, favorecido por la subida de precios de los hidrocarburos.

La acción del gigante petrolero apenas sufrió cambios y subía un 0.19% a 2,345.50 puntos hacia las 10H00 en la bolsa de Londres.

El grupo recibe recurrentes críticas por su impacto medioambiental. En mayo, su asamblea general fue abucheada por militantes ecologistas.

En mayo, una consultora de la empresa dimitió ruidosamente acusando al gigante petrolero británico de “fracasar completamente en su ambición de transición hacia la neutralidad de carbono”.

Un inversor institucional, Royal London Asset Management, criticó también el plan de transición climática de Shell porque no disminuía lo suficiente el consumo de petróleo.

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