La colombiana Ecopetrol SA está haciendo muchas cosas bien. Está reduciendo la deuda, aumentando las ganancias y planificando a largo plazo, buscando formas de diversificar su negocio más allá de la extracción y el refinado de crudo.
Y, sin embargo, el productor estatal de petróleo ha otorgado a los tenedores de bonos el peor rendimiento este año entre sus pares de los países en desarrollo.
Arrastrados por la pérdida de la calificación crediticia de grado de inversión de Colombia y por las dudas sobre cómo pagará este mes la compra de US$ 3,700 millones de una participación mayoritaria en Interconexión Eléctrica SA, los bonos de Ecopetrol con vencimiento en el 2045 han perdido más del 9% este año, mientras que sus pares han obtenido un rendimiento promedio de 1.2%.
Inversionistas y analistas, desde Oppenheimer & Co. a Lucror Analytics, dicen que el pesimismo ha ido demasiado lejos y que los bonos son una oportunidad atractiva. Ven la adquisición de ISA como una decisión inteligente que diversificará los flujos de ingresos y ayudará a preparar a Ecopetrol para un futuro en el que habrá menos demanda de combustibles fósiles.
“Ser propietario de un negocio de transmisión de alta calidad proporcionará a Ecopetrol una fuente más estable de flujo de caja”, dijo Alejandro Di Bernardo, analista de crédito de Jupiter Asset Management, que tiene alrededor de US$ 80,000 millones en activos, incluidos bonos de Ecopetrol. Y aunque la compra elevó los niveles de deuda de Ecopetrol, “en general, el impacto neto para el crédito debería ser positivo”, añadió.
El experto señaló que algunos de los bonos de la compañía se ven atractivos, no solo en comparación con la deuda soberana de Colombia, sino también frente a los títulos de la estatal brasileña Petróleo Brasileiro SA.
Lucror Analytics emitió una recomendación de compra para los bonos de Ecopetrol después de que los resultados del segundo trimestre mostraran un ingreso neto de más de US$ 1,000 millones, extendiendo su racha de obtener ganancias cada trimestre en los últimos seis años. La preferencia de la firma es por los bonos con vencimiento en el 2030 y 2043, los más subvalorados.
“Siempre me ha gustado el nombre, pero la mayoría de las veces me parece caro”, dijo Lorena Reich, analista sénior de crédito de la firma, en una entrevista desde Buenos Aires. “Después del bajo rendimiento, hay un punto de entrada y una oportunidad para comprar”.
Para financiar la adquisición de ISA, con sede en Medellín, Ecopetrol obtuvo un crédito sindicado que reembolsará en los próximos dos años. Después de trabajar para reducir el apalancamiento, con sus ratios de deuda neta a Ebitda que han vuelto a los niveles anteriores al covid en el segundo trimestre, la medida hará que los niveles de deuda aumenten.
El apalancamiento ajustado aumentará temporalmente a aproximadamente 2.3 veces las ganancias, pero debería disminuir durante el próximo año a 18 meses, escribieron los analistas de S&P Global Ratings Fabiola Ortiz y Luis Manuel Martínez en un informe de este mes. En mayo, S&P rebajó la calificación crediticia de Ecopetrol a BB+, un nivel por debajo del grado de inversión, en línea con el soberano.
La transacción de ISA es un “evento transformacional” para Ecopetrol, escribieron Ortiz y Martínez. “Esto asegura un flujo de ingresos estable y resiliente, que compensará en parte la volatilidad de los precios internacionales del petróleo y el gas”.
ISA, la mayor empresa de transmisión eléctrica de América Latina, tiene miles de kilómetros de líneas de alta tensión en la región, autopistas de peaje en Colombia y Chile y un pequeño negocio de fibra óptica. Sus ingresos han sido, en promedio, una octava parte de las ventas anuales de Ecopetrol.
Según Roger Horn, estratega sénior de SMBC Nikko Securities America en Nueva York, hay escépticos que piensan que Ecopetrol debería centrarse más en reforzar su negocio petrolero. Además de la falta de experiencia de Ecopetrol en materia de electricidad, existe preocupación por el aumento de la oferta de bonos si la empresa acude a los mercados extranjeros para refinanciar el préstamo bancario a dos años.
“Al principio era la preocupación de los inversionistas que una petrolera estatal se desviara de su misión principal, que es reemplazar las reservas y aumentar la generación de efectivo”, dijo Horn en una entrevista. “Pero ahora, los bonos podrían verse presionados por la expectativa de una posible emisión significativa de bonos para reemplazar los préstamos puente bancarios”.
La empresa, de 70 años de antigüedad, lleva mucho tiempo luchando por encontrar nuevas reservas en Colombia, que a fines del 2020 tenía suficiente petróleo para seguir bombeando al ritmo actual durante unos 7.1 años, la menor vida de las reserva entre los países productores de crudo de América Latina, según el BP Statistical Review of World Energy. Ecopetrol, responsable de la mayor parte de la producción de Colombia, sufrió una caída de 2.5% en la producción en el segundo trimestre respecto al año anterior a 661,000 barriles diarios.
“Los fundamentos de Ecopetrol siguen siendo sólidos”, dijo la oficina de prensa de la empresa en un correo electrónico. La compra de ISA fue parte de una “estrategia de transición energética, que busca maximizar la vida y el valor de su portafolio de hidrocarburos, mientras avanza en la descarbonización y diversificación hacia negocios de bajas emisiones”.
Reich señaló que, en última instancia, la compra de ISA resultará beneficiosa, ya que hará que la empresa dependa menos del petróleo y el gas.
“No es un ajuste obvio, pero aporta estabilidad a las ganancias de Ecopetrol”, afirmó.
Omar Zeolla, analista de Oppenheimer & Co. con sede en Nueva York, también ve un potencial alcista en los bonos.
“Con la introducción del negocio de ISA, los resultados de Ecopetrol se vuelven más estables, más predecibles”, dijo.