Por Cathy O’Neil
Al hacer pública su intención de apoderarse de Twitter, Elon Musk propuso que “abriría” el código que determina qué contenido se promociona y qué contenido se suprime en la plataforma. Eso puede sonar emocionante y bien podría impulsar las ganancias de Twitter, sin embargo, el usuario promedio probablemente encontrará que la medida empeora su experiencia.
Para ser claros, el diseño de Twitter es lo que determina principalmente la cultura y experiencia del usuario, es decir, la amplia selección de tuits que usted ve (por ejemplo, los de las personas que sigue) y los que resulta poco probable que usted vea (por ejemplo, los de las personas que le siguen).
Desafortunadamente, incluso un feed cuidadosamente curado puede contener una gran cantidad de contenido no deseado, desde conexiones semiinteresantes a otros tuits y fragmentos de información provocativa pero tal vez falsa, mezclados con alguna otra realmente interesante y oportuna.
El algoritmo de recomendación que decide el orden en que aparecen estos elementos tiene un profundo efecto sobre si el usuario está entretenido, confundido o aburrido.
Pero “abrir” ese algoritmo podría traer a las personas mucho más contenido no deseado.
Probablemente no facilitaría, como algunos han sugerido, que otras plataformas compitan con Twitter. El algoritmo de recomendación es probablemente una variación de un modelo estándar que los científicos de datos aprenden en la escuela en lugar de propiedad intelectual real.
En realidad, el principal obstáculo para la competencia es la red de usuarios Twitter, no la forma en que esta se modera. Es casi imposible lograr que suficientes personas se vuelvan lo suficientemente adictas a su nueva plataforma para crear una gran conversación continua (pregúntele a Donald Trump).
En cualquier caso, la gran mayoría de los usuarios de Twitter no podrán hacer uso del código fuente abierto, dado que este suele ser difícil de leer incluso para quienes lo escribieron. Confíe en mí.
Sin embargo, hay un tercer grupo que podría estar ansioso por ver el código de Twitter abierto: las personas que esperan usarlo para manipular el sistema y hacer que sus tuits se vuelvan virales. Ellos también podrían terminar decepcionados, pues usar el código requerirá métricas en tiempo real que no tendrán. No podrán ver los datos en constante evolución en los que se basa el código.
Aun así, el código abierto podría explicar qué es lo que hace que se promocione un tuit específico. Resaltaría, por ejemplo, la cantidad de seguidores, o la cantidad de retuits en los últimos cuatro minutos, o bien, el producto de esas dos cosas.
Pero, incluso sabiendo esa información, se necesitaría mucho trabajo, y posiblemente mucho dinero, para jugar con el sistema con el fin de hacer que un tuit se vuelva viral. En cualquier caso, una vez una vez abierto podríamos esperar que se exploten sus debilidades para ese tipo de juego explícito.
Dado que Musk hasta ahora solo ha planteado la idea de un código de fuente abierta, no está claro qué tanto del algoritmo de Twitter se hará público. ¿La apertura incluiría cosas que pueden estar codificadas pero que también podrían considerarse “datos”, como la lista de palabras o frases que, de ser usadas, se censuran automáticamente o provocan que las cuentas sean suspendidas?
Dicha lista sería especialmente interesante para las personas que desean que sea más corta o que se elimine por completo. Sospecho que esta es exactamente la conversación que Musk quiere fomentar sobre la base de la libertad de expresión. Si es así, no será sencilla.
Si la plataforma se abre a un mayor uso de lenguaje ofensivo, eso probablemente no mejorará la atmósfera para el usuario promedio. Atraerá principalmente a aquellos que buscan atención e indignación: usuarios de Twitter como el propio Musk.