Las emisiones del transporte solo representan el 16.2% de las emisiones globales, por lo que su electrificación solo reducirá una pequeña parte del problema, según expertos en energía del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que defienden el impulso de todas las fuentes de energía disponibles para descarbonizar la economía.
Así lo pusieron de manifiesto los científicos que participaron en Madrid en un simposio organizado por la Fundación Javier Areces bajo el título “El futuro de la energía: abordando el cambio climático”, en el que han compartido su visión sobre la variedad de opciones tecnológicas, los impactos económicos y climáticos de las decisiones energéticas, y el futuro de la fusión nuclear.
El subdirector del Programa Conjunto del MIT sobre la ciencia y política del cambio global, el doctor Sergey Paltsev, explico que “no solo se trata del calentamiento global”, porque la crisis climática “implica más fenómenos meteorológicos extremos”, los cuales “han llegado para quedarse”, incluso en “escenarios de emisiones estabilizadas”.
“Todos hemos oído que la solución es electrificar el transporte rodado, pero eso solo reducirá una pequeña parte del enorme desafío”, señala Paltsev, ya que mientras el transporte en su conjunto -rodado, aéreo, marítimo y ferroviario- representa el 16.2% de las emisiones, las producidas por el gasto energético de la industria y los edificios (73.2% y 17.5%, respectivamente) no se ven alteradas, según los datos del MIT para el año 2016.
Además, “los materiales requeridos para un coche eléctrico son seis veces superiores a los que necesita un vehículo convencional” y “casi todos los minerales estratégicos los posee China”, advierte Paltsev, quien observa “una sustitución de los combustibles fósiles por las tierras raras” en lo que ha descrito como “historia geopolítica de la descarbonización”.
Paltsev ha declarado que “no estamos seguros de que podamos alcanzar las promesas hechas en la COP 26 de Glasgow (R. Unido)”, ya que “a pesar de la pandemia, el 2021 fue el año con más emisiones de gases de efecto invernadero de la historia”, por lo que la tendencia actual “no es compatible con la estabilización del ascenso térmico en torno a 1.5 grados”.
El científico ha señalado que incluso en los escenarios “más agresivos” de reducción de emisiones planteados por el IPCC, “seguiremos usando petróleo y gas; hay mucha confusión sobre este tema”.
La descarbonización “no es solo tecnología”, sino que requiere mucha “voluntad política y aceptación pública para saber cuánto estamos dispuestos a pagar para lograrlo”.
Por parte, el profesor Dennis G. Whyte, experto en fusión nuclear, habló del estado de desarrollo de esta tecnología y su viabilidad como fuente de energía sostenible.
Whyte ha descrito la fusión nuclear como “el poder de las estrellas y del universo”, ya que “es el proceso que tiene lugar en el Sol y hace posible la vida en la Tierra”, donde se postula como “una fuente de energía abundante y sostenible”.
A pesar de que la fusión nuclear se sirve del hidrógeno y sus isótopos -deuterio y tritio, abundantes en el agua- en vez del combustible radiactivo empleado en la fisión nuclear, “es una tecnología de desarrollo lento, hay más investigación científica de momento”, pero “se trata de una herramienta única para combatir el cambio climático”.
Entre otras aplicaciones, la fusión nuclear se podría emplear para “obtener amoníaco e impulsar el transporte marítimo de forma sostenible” con este compuesto, en forma de “combustible o pilas”, detalla Whyte.
El experto en fusión nuclear señala que “para combatir el cambio climático necesitamos emplear todas las energías disponibles y salvar las barreras económicas que impiden su desarrollo”, y para ello es “imprescindible el apoyo institucional”.
En el simposio también han intervenido los investigadores del MIT Howard Herzog y Peter Godard, que han abordado el potencial de la captura y almacenamiento de CO2 y la posible conversión de aluminio reciclado en un combustible reactivo al agua para la generación de hidrógeno limpio.