El brote de coronavirus en China podría estar alterando las perspectivas de inversión de este año para América Latina, debilitando la confianza hacia los faros regionales de libre mercado Chile y Brasil, a la vez que pondría la atención -y el dinero- en un México inclinado hacia la izquierda.
El consenso entre los economistas es que si bien el impacto general del brote sobre el crecimiento latinoamericano y los mercados financieros será limitado, puede haber amplias divergencias en toda la región.
La fuerte dependencia de Chile de las exportaciones de materias primas, especialmente cobre, lo hace particularmente vulnerable a una demanda más débil de China, su principal socio comercial y el mayor comprador mundial de commodities.
La situación es similar para Perú y Brasil, un productor líder de mineral de hierro, donde casi un tercio de todas las exportaciones van a China. En el caso brasileño, las previsiones de crecimiento ya se estaban reduciendo y su moneda descendía hacia mínimos históricos frente al dólar antes de que comenzaran los efectos globales del coronavirus.
“Las economías más expuestas son Chile, Perú y, en cierta medida, Brasil”, dijo Alberto Ramos, jefe de investigación de Goldman Sachs para América Latina. “La fuente clave de riesgo bajista para LatAm es un deterioro de los términos de intercambio provocado por un impacto profundo y duradero de una desaceleración de China sobre los precios de los commodities”.
Mucho dependerá de cuánto dure el brote del virus de rápida propagación que surgió a fines de diciembre en el centro de China y que ha provocado la muerte de más de 2,100 personas, mientras la segunda economía más grande del mundo lucha por volver a la normalidad.
En tanto, los inversores ven a México, cuya economía se contrajo el año pasado por primera vez en una década bajo el presidente de izquierda Andrés Manuel López Obrador, mucho menos expuesto a China, ya sea a través de vínculos comerciales directos o por la caída de los precios de las materias primas a nivel mundial.
No ha habido un solo caso confirmado en América Latina del nuevo coronavirus, que se ha extendido a unas dos docenas de países, pero los inversores en la región están preocupados.
El último sondeo mensual de Bank of America Merrill Lynch (BAML) sobre gestores de fondos latinoamericanos mostró que el 56% dice que la desaceleración del crecimiento y la demanda de materias primas en China es el mayor riesgo para la región.
El optimismo sobre Brasil se está reduciendo, con un 37% de los consultados por BAML pronosticando que el mercado de valores Bovespa superará los 130,000 puntos para fin de año, en comparación con el 56% del mes pasado.
El sondeo a 52 administradores de fondos con aproximadamente 103,000 millones de dólares de activos bajo su gestión también mostró que el 27% de los encuestados dice que la situación económica en Chile se deteriorará en los próximos seis meses. En enero, sólo era del 7%.
Chile ha sido durante mucho tiempo el estandarte de las reformas económicas de libre mercado. Pero incluso antes del brote de coronavirus, su estatus como favorito de los inversores había sido amenazado por protestas sociales que culpan a esas políticas de una desigualdad generalizada.
Los economistas y estrategas de Citi han construido un “índice de vulnerabilidad” del coronavirus modelado en cuatro variables: crecimiento económico, cadenas de suministro, materias primas y riesgos de volatilidad del mercado “externo”.
Chile, Ecuador y Perú son vistos por lejos como los países más vulnerables, con puntajes de índice de 100, 98 y 97, respectivamente. Les siguen Brasil (66) y Colombia (63), mientras que México es penúltimo con 27.
"Después de un sombrío 2019, las perspectivas para la región son favorables, pero débiles, ya que la aceleración del crecimiento se basa en la mejora de la confianza para la inversión y el consumo", dijo Citi en una nota de investigación. "Un brote prolongado traerá otra ronda de rebajas de crecimiento".
Ramos y sus colegas de Goldman calculan que una caída del 10% en los precios de las materias primas reduciría en 1.3 puntos porcentuales el Producto Bruto Interno (PBI) de Perú y una cantidad similar del PBI de Chile, mientras que una disminución del 10% en los volúmenes de exportación a China reducirían 0.34 puntos porcentuales el PBI de Brasil.
Para México, estiman, una disminución del 10% en las exportaciones a China reduciría solo 0.05 puntos porcentuales del PBI.