La tensión tecnológica entre Estados Unidos y China tiene un impacto sustancial para Latinoamérica, ya que la disputa por el 5G afecta al desarrollo de una región con insuficiente penetración tecnológica e innovación, según Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
"Es verdad que hay una parte comercial, pero la fundamental es la tecnológica", dijo la funcionaria de Naciones Unidas al referirse a la intensificación de la batalla entre las dos mayores potencias económicas del mundo y sus réplicas en Latinoamérica.
En una entrevista con Efe, Bárcena señaló que China ha avanzado más en la parte tecnológica que el resto del mundo y que en cambio Estados Unidos sigue siendo el país que concentra las principales industrias del sector, como Apple o Facebook.
Además, América Latina está dividida entre quienes tienen como principal socio comercial a Estados Unidos (México y Centroamérica) y los países que tienen a China (los de Sudamérica).
"China ha ido muy rápidamente en el 5G, en electromovilidad, en energía renovable. ¿Qué significa eso para América Latina? Mucho. Pues el principal socio comercial de Sudamérica es China y el segundo es Estados Unidos", destacó como ejemplo.
Citó expresamente la disputa por el 5G como uno de los elementos de la disputa Washington-Pekín que afectan a Latinoamérica, una región que en la que todavía no está ni siquiera demasiado extendido el formato 4G.
"El 5G es muy importante" porque puede llevar a "niveles superiores del pulso de la tecnología de la información", dijo Bárcena, y citó como ejemplo la telemedicina.
Para disminuir el nivel de dependencia respecto a Estados Unidos y China, Bárcena, quien es mexicana, defendió una mayor integración productiva y comercial entre los países latinoamericanos, sobre todo en un escenario de menor demanda externa de materias primas.
"Nosotros (América Latina) somos los que compramos menos entre nosotros", subrayó, ya que del total de exportaciones latinoamericanas solo el 17% es intrarregional, frente al 70% en Europa y el 45% en el Pacífico.
Bárcena recalcó que el desarrollo de cadenas de valor interna sumado al fortalecimiento del comercio intrarregional contribuiría a un incremento de la productividad, con más empleo e inclusión de las pequeñas y medianas empresas.
Según la secretaria ejecutiva de Cepal, el nivel de productividad en la región se mantuvo estancado en los últimos años, lo que representa una "trampa" para el crecimiento regional.
"No hemos podido avanzar. Nuestro nivel de productividad es el 20% de Estados Unidos y el 40 % de Europa. Y nos hemos estancado ahí dos décadas ya. Nos falta innovación, valor agregado", insistió.
Otras "trampas", añadió Bárcena, son la vulnerabilidad social, con alta desigualdad y un 40% de hogares con riesgo de volver a la pobreza, la fragilidad institucional, con altos niveles de percepción de corrupción y falta de transparencia, y, por último, la "poca vocación" para la sostenibilidad ambiental.
"Somos una región muy rica en biodiversidad, pero no aprovechamos esa riqueza, más bien la destruimos", lamentó.
Al hablar de la coyuntura económica actual, dijo que a diferencia del pasado reciente, el ciclo actual se distingue por un dólar más caro, tasas de interés más altas y una mayor restricción de capital, motivada por una mayor incertidumbre financiera global.
La secretaria ejecutiva de Cepal definió el crecimiento económico de la región en los últimos años como "lento" y "mediocre", que además tampoco se ha traducido en inclusión social.
Consideró que hubo una mejora del Gini, el índice que mide la desigualdad, entre 2002 y 2014, con un enfoque en políticas laborales y fiscales de inclusión, pero recalcó que la situación social ha vuelvo a deteriorarse desde 2015.
"La pobreza y la desigualdad siguen bajando, pero no al mismo ritmo del periodo anterior", subrayó Bárcena.