“La recuperación es muy desigual e incompleta y las perspectivas globales son inciertas”, apostilló Carstens. (Foto: iStock).
“La recuperación es muy desigual e incompleta y las perspectivas globales son inciertas”, apostilló Carstens. (Foto: iStock).

El advierte de la gran cantidad de deuda que se ha creado y recomienda mantener el apoyo monetario y fiscal a las economías debido a la incertidumbre.

En la asamblea anual del 2021, celebrada de forma virtual por segundo año consecutivo, el director general del BPI, el mexicano Agustín Carstens, dijo que la pandemia del COVID-19 causó una caída económica global sin precedentes el año pasado, pero se evitó un desastre global y hoy la situación es “mucho mejor”.

La recuperación, que comenzó en el segundo semestre del 2020, ha sido más fuerte de lo previsto gracias al consumo privado. Ahora el crecimiento de la economía global ha vuelto más o menos al nivel anterior a la crisis.

La recuperación

No obstante, apostilló Carstens, “la recuperación es muy desigual e incompleta y las perspectivas globales son inciertas”.

Por ello, considera que “la política monetaria debe responder con flexibilidad” debido a la incertidumbre a corto plazo.

El director general del BPI advirtió de que la deuda pública y privada es muy elevada y que los legados adversos de la pandemia son grandes, por lo que el principal reto a largo plazo será encontrar un ritmo sostenible para las políticas fiscales y monetarias.

“Salimos de la pandemia con más deuda pública, tasas de interés más bajas y balances de los bancos centrales más abultados”, dijo Carstens.

“Normalizar la política monetaria y fiscal en el largo plazo aportará un margen de seguridad necesario para hacer frente a acontecimientos imprevistos como la propia pandemia o futuras recesiones”, añadió.

Deuda

La deuda pública de los gobiernos se situó en el 2020 en una media ponderada de 106.1% del Producto Bruto Interno (PBI), un nivel máximo cercano al del final de la Segunda Guerra Mundial (110.6% en 1944 y 121.3% en 1945).

La diferencia es que ahora el coste del servicio de la deuda es negativo (de una media del -0.01% del PBI frente al 2.01% en 1945), porque los bancos centrales compran grandes cantidades de deuda y bajan los tipos de interés a largo plazo.

El hecho de que los tipos de interés sean ahora muy bajos o, incluso, negativos y que las economías crezcan facilita la sostenibilidad de la deuda, pero esta situación “no es para siempre” porque si sube la inflación, subirán los tipos de interés y entonces el pago de la deuda será más complicado, según Carstens.

Es fundamental impulsar el crecimiento económico porque reduce la deuda en proporción al tamaño de la economía, y permite volver antes a unas tasas de interés reales positivas.

El jefe del departamento Monetario y Económico del BPI, Claudio Borio, dijo que no quieren que los tipos de interés sean tan bajos, sino que suban, sobre todo los tipos de interés reales, y que el crecimiento sea sano.

Algunas economías emergentes ya han tenido que empezar a subir los tipos de interés porque les afecta más la subida del precio de las materias primas, pero esto no va a afectar a su crecimiento, según Carstens.

Inflación

La inflación bajó en un primer momento, pero ahora ha repuntado por las presiones sobre los costes.

La inflación fue en el 2020 de 1.4% en Estados Unidos, de 0.26% en la zona del euro, de 2.5% en China, de 3.6% en las emergentes asiáticas y de 3.1% en Latinoamérica.

El BPI, cuya sede está en la ciudad suiza de Basilea y asiste a los principales bancos centrales del mundo, ha creado varios escenarios económicos sobre qué podría ocurrir en la economía global.

Un escenario central prevé una recuperación con un incremento temporal de la inflación, pero el BPI también plantea otros dos escenarios más complicados.

En uno de ellos, el amplio estímulo fiscal y la utilización del elevado ahorro acumulado dan lugar a un crecimiento más fuerte, pero también a un aumento de la inflación y un endurecimiento sustancial de las condiciones financieras mundiales.

En el otro, el crecimiento no está a la altura de lo esperado porque el virus resulta más difícil de controlar.

Pese a que el escenario de fuerte crecimiento y más inflación no es el escenario central, “hay que tenerlo en cuenta”, según Carstens.

Burbujas

Las condiciones financieras se han mantenido “extraordinariamente fáciles” y los diferenciales de los tipos de interés han bajado a mínimos históricos, según Carstens.

Hay signos de que los mercados están tomando riesgos de forma agresiva como muestra la fuerte subida de los precios de las acciones y de la vivienda en Estados Unidos y en algunos países europeos (una media de 8% en las economías avanzadas y un 5% en las emergentes en el 2020).

Los mercados podrían tener que ajustar los precios con fuerza si anticipan una política monetaria más restrictiva, incluso, si, al final, la inflación es sólo temporal, dijo Carstens.

Un endurecimiento de las condiciones de financiación tendrá amplias repercusiones.