La actividad económica en el Perú subió un 0.16% intermensual en julio, siendo el sector servicios el que registró la mayor parte del avance, mientras comercio y minería también contribuyeron. Por otro lado, el sector manufactura, construcción, servicios públicos y agricultura tuvieron caídas.
Según recuerda un informe de Bloomberg Intelligence (BI), el rebote de la economía peruana cayó desde un alza de 0.57% en junio. El aumento en servicios va de la mano con el consumo que se ha visto beneficiado de menores confinamientos.
“Es probable que la tendencia continúe en agosto. Las transferencias del gobierno a los hogares en setiembre deberían proporcionar ventajas adicionales. El sector construcción apunta a una inversión más débil y está en línea con la disminución del gasto del sector público y la alta incertidumbre política”, indica BI.
La actividad aumentó un 12.8% interanual en julio y se mantuvo por debajo de su nivel prepandémico. La brecha se redujo a 1.5% desde 1.7% en junio. La política fiscal y monetaria se han moderado pero aún brinda apoyo.
“Las crecientes preocupaciones sobre las políticas económicas y un entorno menos favorable a las empresas son un obstáculo” señala el informe escrito por Felipe Hernandez, economista de Bloomberg Economics.
Estímulo menguante y turbulencias políticas desaceleran rebote
El PBI desestacionalizado se mantuvo estable en el segundo trimestre y el crecimiento cayó desde 0.6% en el primer trimestre. El consumo de los hogares extendió su moderada tendencia alcista. El gasto público se mantuvo prácticamente sin cambios, todavía muy por encima de su nivel anterior a la pandemia. La inversión y las exportaciones revirtieron parcialmente las ganancias anteriores.
Las importaciones tuvieron otro trimestre fuerte. El comercio mejoró. Los servicios públicos y la manufactura también avanzaron. La agricultura, construcción y servicios cayeron. La minería se contrajo por segundo trimestre consecutivo, a pesar de los altos precios de las materias primas.
El PBI aumentó un 42.8% interanual. Estaba un 1.5% por debajo de su nivel antes del brote del virus. Los resultados apuntan a interrupciones continuas por la pandemia, pero cierto alivio gracias a la reapertura de la economía. Las condiciones externas favorables aún brindan apoyo. El estímulo fiscal y monetario están disminuyendo lentamente. La incertidumbre política es un lastre.
Elevada inflación exógena, pero problemática
El índice de precios al consumidor del Perú subió un 0.98% intermensual en agosto, y los mayores precios de los alimentos y la energía explicaron la mayor parte del avance. Las tarifas de servicios públicos también contribuyeron. Los shocks de oferta, los costos de transporte, la depreciación de la moneda y la inflación global fueron todos factores.
El resultado tope de pronóstico sigue a un aumento del 1.01% en julio, y fue más de tres veces el aumento promedio en el mes de agosto desde el 2010. Los precios sin alimentos ni energía subieron un 0.36%.
La inflación subió a 4.96% desde 3.83% en julio, estando por encima del techo del objetivo de 2% +/- 1 punto porcentual. La inflación sin alimentos ni energía se elevó hasta 2.38%. Los resultados muestran una fuerte presión de varios shocks exógenos y algunos efectos secundarios de éstos.
La presión impulsada por la demanda permanece contenida. Es probable que los efectos de base y los shocks persistentes mantengan la inflación alta este año.
Tasa del BCR
El Banco Central de Reserva (BCR) elevó su tasa de política en 50 puntos básicos hasta 1.0% en setiembre. La decisión siguió a un aumento de 25 puntos básicos en agosto. La guía de avance apunta a un ajuste adicional.
Los responsables de la formulación de políticas parecen estar cada vez más preocupados por la inflación y la estabilidad financiera. Al parecer, ya no ven condiciones para mantener condiciones monetarias expansivas, señaló el economista.
El banco central estima que la tasa real neutral se acerca a 1.50%. La tasa real ex ante se sitúa ahora en torno al -2.0%.
El banco central espera que la actividad se mantenga por debajo de su potencial hasta el 2022. Los formuladores de políticas siguen confiando en que la alta inflación es transitoria y esperan que regrese al rango de 2.0% +/- 1 por ciento en los próximos 12 meses y se mantenga allí el próximo año.
Pronóstico
Bloomberg Economics espera que el Perú crezca un 12% en el 2021 después de contraerse un 11.1% en el 2020. La reducción del arrastre a causa de los confinamientos brindará alivio, aunque las ventajas de las vacunas serán limitadas.
La expansiva política monetaria y fiscal se moderará. La recuperación de la demanda externa, el aumento de los precios de las materias primas y las condiciones financieras favorables también respaldan las perspectivas. El ruido político sigue siendo un viento en contra.
“Esperamos que la inflación se eleve por encima del límite superior de la meta de 2.0% +/- 1 punto porcentual en el segundo semestre, en línea con la recuperación de la demanda, la depreciación de la moneda y los shocks de oferta. Es probable que la aceleración de las expectativas de inflación lleve al banco central a subir las tasas. Las preocupaciones sobre las salidas de capital y la estabilidad financiera apoyan los aumentos. El déficit fiscal debería reducirse, pero se prevé que los niveles de deuda aumenten”, dijo Felipe Hernandez.
Ruido político
La economía peruana se recuperará en el 2021, pero es poco probable que la actividad vuelva a su nivel anterior a la pandemia hasta el 2022. Menos confinamientos después de una tercera ola de infecciones a principios de este año deberían dar paso a un crecimiento más fuerte en la segunda mitad del 2021. Las políticas monetarias y fiscales siguen siendo expansivas, pero es probable que el estímulo se modere. El fuerte crecimiento en China y los altos precios del cobre, mayor socio comercial y principal producto de exportación del Perú, respectivamente, son vientos de cola externos.
La incertidumbre sobre la política futura es un lastre para el crecimiento. Los inversores siguen preocupados por la retórica nacionalista del gobierno tras la toma de posesión del presidente Pedro Castillo y el nombramiento de su gabinete. Un Congreso fragmentado, los planes para una nueva constitución y las diferencias dentro de la coalición gubernamental sugieren que el ruido político seguirá siendo alto.