La subida de los precios del gas, la electricidad y el carbón no está relacionada con “una crisis de la transición energética”, afirmó el director de la Agencia Internacional de Energía (AIE), Fatih Birol.
“Algunas personas están pintando esto (subida de precios) como la crisis de la transición energética a las renovables. Están muy equivocados, se trata de una caracterización errónea”, rebatió el economista turco, en una conferencia de prensa para presentar el informe anual de perspectivas de la AIE publicado este miércoles.
Birol citó como causas el aumento del precio del crudo fruto de la vigorosa recuperación económica mundial posCOVID, varios incidentes meteorológicos y parones en la distribución de gas.
“Hubo inundaciones que dificultaron la producción de energía en algunos países. En otros, como China o Brasil, sufrieron sequías que afectaron la producción de energía hidráulica que llevaron a más importaciones de gas, por ejemplo”, explicó.
Acerca del gas, lamentó las interrupciones en su distribución, que han sido un 40% superiores a otros años.
“Se está retratando al gas natural como confiable, complementario de la energía limpia, pero su volatilidad no es una buena noticia”, criticó el director de la AIE, quien alertó de que la escalada de pecios en la energía está aumentando la inflación en la economía mundial.
Según Birol, es necesario reducir la demanda de combustibles fósiles aumentando las renovables y certificó que invertir en ellas compensará, tanto económicamente como para el medio ambiente.
En respuesta a una cuestión sobre el papel de la UE en el sector energético, el director de la AIE apuntó que ha de mejorar “la reducción de emisión de gas metano y continuar con la penetración de las renovables”, y recordó que un nivel aceptable de energía nuclear “tampoco se puede olvidar”.
Asimismo, apostó por que la UE inspiré a otras regiones del mundo sobre la importancia de las renovables.
En su informe anual, la AIE considera que se necesita un aumento de inversiones de unos US$ 4 billones anuales hasta el 2030 en proyectos de energía limpia e infraestructuras para lograr el objetivo de la neutralidad de carbono en el 2050.
Con vistas a la próxima COP26 de Glasgow, el informe traza tres escenarios: el de las actuales políticas de reducción de emisiones efectivamente puestas en marcha por los gobiernos; el de los compromisos de reducción hechos públicos, y el que permite la neutralidad carbono en el 2050 ya hecho público por la AIE en mayo.
En el primer escenario -el más pesimista-, la temperatura aumentará 2.6 grados centígrados en el 2100 respecto a la era preindustrial; en el segundo, 2.1 grados, y solo en el tercero se logrará el objetivo de limitar el incremento a 1.5 grados.