Un informe de la Naciones Unidades revela que Uruguay es el país con mayor porcentaje poblacional de adultos mayores de 60 años que vive sola (24.3%). Perú se ubica por debajo (13.1%), pero está por encima de Panamá (13%), Chile (11.6%), México (11.3%) Colombia (10.8%), Paraguay (7.9%) y Venezuela (7.7%).
Dicho informe también revela que la tendencia a la longevidad continuará en ascenso, lo que llevará a este grupo poblacional tener una vejez más larga.
En ese sentido, el director de Servicios Fiduciarios (SFI), Juan Cruz Acosta, señala que es importante prever diversos aspectos financieros antes de llegar a esa etapa de vida.
En diálogo con Gestión.pe, señala que existen desafíos desde el punto familiar y personal, pues además de prever los aspectos a nivel financiero, también se debe considerar el nivel operativo.
“No es la misma una persona de 65 años y una de 85 años a la hora de valerse por sí mismo. Entonces el desafío es cómo hacer para que esta persona se vaya preparando en lucidez para esos años de vida”, señaló.
Precisó que con el pasar de los años, no se tendrá los mismos ingresos a partir de un empleo estable y, al contrario, se empezarán a tener más gastos, principalmente los relacionados a la salud.
Ahorro e inversión
El ejecutivo señala que el factor clave al llegar a la etapa adulta mayor es el ingreso monetario que pueda tener para ese entonces.
“Es importante tener esa previsión por el lado financiero, qué gastos voy a tener y qué capital o ingreso debería tener acumulado para soportar esos gastos cómodamente”, sostuvo.
De este modo, dijo para ese fecha se debe haber tenido por lo menos cinco opciones, siendo la primera de ellas una pensión por jubilación. Como se sabe, en Perú se cuenta con un sistema privado de pensiones a través del cual al término de la relación laboral por edad, se recibe una pensión que varía de acuerdo a los años de aporte.
Otra opción es contar con ahorros importantes, aunque en este caso existe un límite de gasto.
Una tercera alternativa es que esa persona adulta mayor haya realizado inversiones años atrás, de manera que le haya generado retornos.
De este modo, menciona, el objetivo es que esa persona no dependa de ir a un trabajo -pues es poco probable que lo encuentre-, sino, de recibir un depósito bancario por las acciones que puedo haber comprado o de alguna renta inmobiliaria.
“Si esa persona tiene cero ahorros estará en una situación muy complicada mientras que si tiene algo de ahorros estará en una situación un poco más desahogada. Si tiene a lo mejor propiedades que alquila y que por eso cobra una renta, con eso va a poder vivir y va a estar mejor que una persona que no tiene propiedades. Si es una persona que está viviendo en su vivienda propia, va estar mejor que una persona que va a tener que pagar un alquiler para vivir. Estos factores son caso por caso, pero la idea es que con esa situación concreta él mismo o su familia puedan empezar a prever sobre gastos”, apuntó.
Otro punto importante radica en que pueda existir un círculo de ayuda familiar para la persona adulta que deberá tener cuidados en su salud.
La operatividad
Además de los factores financieros mencionados, el experto indica que es importante la operatividad, es decir, la forma en cómo realizar los procesos, financieramente o no.
“También lo importante de este tema es lo operativo porque si uno tiene dinero, pero no tiene a quien contratar para que esa persona esté cuidada o nadie se ocupa de pagar los servicios básicos del lugar donde vive, habrá un problema. No es solo contar con el dinero, sino, que operativamente esa persona esté correctamente cuidada”, dijo.
Otro factor importante, dijo, es la realización de un testamento para dejar en herencia ciertos bienes a una persona en específico.
Acosta también detalló que a raíz de la pandemia del COVID-19 muchas personas sufrieron la pérdida abrupta de un ser querido y desconocían dónde estaban las cuentas del banco, claves de tarje de crédito, entre otras informaciones clave.
“La pandemia ha despertado una necesidad de pensar qué pasaría si mañana no estoy, cómo me gustaría que sean las cosas”, dijo.
Así, recomendó que esta información pueda estar al alcance de un familiar o una persona de confianza, en caso suceda un evento imprevisto. ”Una cosa es no tener dinero y otra cosa es no saber dónde tenerlo”, puntualizó.