Este 2019 se cumplen 50 años de la reforma agraria impuesta en 1969 por el presidente Juan Velasco Alvarado, quien dio un golpe de Estado el año anterior, ¿cómo ha variado la propiedad de la tierra desde entonces?
Eduardo Zegarra, economista de Grade, explica que la reforma agraria tuvo como objetivo acabar con la concentración de tierras en grandes latifundios y con la explotación hacia los campesinos que trabajaban en ellas. Por ello se expropiaron las tierras y entregaron a los campesinos organizados en cooperativas.
Hacia la década de los 80’s, con el fin de los gobiernos dictatoriales, los resultados económicos de las cooperativas no fueron satisfactorios, por lo estas fueron divididas entre los agricultores y dejaron de operar como inicialmente esta previsto.
Zegarra refiere que desde la década de los 90’s iniciaron dos procesos de tendencia contraria: la reconcentración de la tierra en latifundios y la expansión de los minifundios. Ambas tendencias tienen sus riesgos, anota.
Los datos del último Censo Nacional Agropecuario (2012) muestran que el tamaño promedio es de 3.3 hectáreas por unidad agropecuaria, una cifra menor a la registrada en la década de los 60’s (ver cuadro).
El censo también muestra que el 81.8% de las unidades agropecuarias tiene menos de 5 hectáreas, un porcentaje mayor al 73.1% registrado en el anterior censo de 1994.
“La reforma agraria no tuvo como objetivo acabar con la minifundización, por lo que el fenómeno ha seguido. Y es preocupante, pues al ser pequeñas, las unidades económicas son inviables, no alcanzan para sustentar a la familia”, sostiene Zegarra.
Respecto a la concentración de las tierras, el especialista refiere que el 1% de unidades agropecuarias concentra el 76.4% de las tierras, mientras el 50% inferior sólo 1.5%.
“La reforma agraria buscó acabar con los latifundios, pero ahora hay empresas que tienen extensiones de tierra más grandes que las que existían en aquella época”, anota.
En el caso de los latifundios, si bien tienen la ventaja de ser más rentables al tener economías de escala, el analista advierte que el riesgo está en que pueden abusar de su posición de dominio al constituir monopolios, controlar el mercado laboral o manipular precios.
“También hay riesgos de conflictos sociales, ya que al lado tienen grandes bolsones de pobreza”, apunta.
Zegarra refiere que se deben trabajar en políticas que limiten el minifundio para evitar una mayor fragmentación de las tierras. “Pero ya no se puede pensar en una reforma con expropiación”, subrayó.