Aprendizajes personales para cambios culturales
Este año ha comenzado de una manera que pocos (o nadie) esperaban. Muchas iniciativas estratégicas han pasado de ser una prioridad a una tarea más en nuestro to-do list. Los objetivos trimestrales se han cambiado por semanales o diarios. El contexto en el que estamos ha puesto a prueba nuestras capacidades y ha expuesto nuestras peores deficiencias, pero también nuestras mejores virtudes.
Hay tanta información de tantas fuentes todos los días que ya no sabemos qué hacer con ella. A través de mis grupos de Whats App he podido diferenciar tres tipos de personalidades/actitudes frente a esta situación: Los que se abruman con tanta información y tantas variables que no pueden controlar, que colapsan y ven un escenario principalmente negativo sobre esto (Ej. los que mandan gráficos sin ningún análisis o personas comprando papel higiénico). Los que le ven siempre el lago positivo a todas las cosas y ven en esta situación, una oportunidad de transformarse, valorar lo simple y aprovechar lo que se puede de esta situación (Ej. los que mandan videos regresando a las playas). Por último, los que prefieren no tomar partido y esperan lo que tenga que venir (Ej. los que silencian sus redes sociales y deciden no abrir ningún link que se les manda). Con esto no quiero decir que uno este bien y los otros dos mal (porque nadie es 1 de los 3), lo que quiero decir es que ser consciente de dónde estamos parados y entender que hay 0tras alternativas, puede ayudarnos a vivir un poco más en balance, y así poder aprender del más ansioso, para para prepararnos ante cualquier posible escenario; del más optimista, para sonreír un poco; y del más neutral, para aprender a desconectarnos un poco de la situación en la que estamos.
¿A que quiero llegar con todo esto? Desde que empece a trabajar proyectos de Trasformación Cultural, me he reafirmado en que los procesos de trasformación (cultural y de negocio) son procesos de transformación personales. Es un hecho que las organizaciones no son más que un grupo de personas trabajando hacia un mismo objetivo. Por lo tanto, hay tres tipos de actitudes de las personas hacia la situación actual, lo más natural, es que estas actitudes afecten un tanto la manera de actuar de las empresas.
Este es el momento ideal para reflexionar cómo estamos enfrentando el contexto actual y qué podemos aprender de estas 3 actitudes para poder aplicarlas en nuestras empresas:
Aprendizajes del más ansioso
Podemos aprender del “ansioso” y tener comités diarios para preparar a nuestra empresa ante cualquier contingencia. De esta manera no solo aseguramos la sobrevivencia de la empresa si no también de la mayor cantidad de trabajos posibles para cuidar a las personas que trabajan junto con nosotros de cara a este gran objetivo. Esto tiene que venir acompañado con un tremendo trabajo de comunicación, que nos ayude a mantener a todos al tanto, alineados con lo que buscamos y con la incertidumbre al mínimo; para entender a la gente enganchada y comprometida con su chamba.
Aprendizajes del más optimista
Podemos aprender del “optimista” para tomar esta situación como una tremenda oportunidad para transformarnos. Sé que suena como un cliché, pero qué mejor momento que ahora para cuestionar nuestros modelos de negocio y desprendernos de aquello que no consideramos clave para nosotros y la vivencia de nuestro propósito y valores, repotenciar eso que nos hace únicos y nos llena de orgullo y empezar a hacer esos planes soñadores que nunca mirábamos por tener que responder a un business as usual y una estructura que nos mantenía siempre en un mismo camino, por más que sabíamos que teníamos que cambiar.
Aprendizajes del más neutral
Podemos aprender del “neutro”, para desconectarnos un poco de esta situación y mantener un buen work-life balance, ya que en estos momentos tenemos que cuidar muchísimo nuestra salud; y esto no significa solo hacer deporte y comer bien, estoy hablando también de la salud mental y la social. Es nuestro deber velar por el bienestar de nuestra gente y de nosotros mismos en todo sentido, por lo tanto, al igual que tenemos que generar los espacios para generar nuestra productividad y el cumplimiento de nuestros objetivos, también tenemos que generarlos para escuchar, mantenernos cerca y cuidarnos como podamos.