Es tiempo de potenciar el capital humano del Perú
Por Axel van Trotsenburg.
Volver al Perú es siempre gratificante. Me sorprende gratamente cuánto se ha transformado el país. Modernidad y tecnología, pero también diversidad, tradición y cultura, se respiran a cada paso. Es un país que mira hacia adelante.
El Banco Mundial tiene una relación de larga data con el Perú, acompañando su proceso de desarrollo y lucha contra la pobreza. En una primera etapa, nuestro apoyo se centró en la construcción de obras de infraestructura. En la década de 1990, el financiamiento se enfocó en reformas sociales con énfasis en salud, educación y nutrición. Posteriormente, acompañando el crecimiento sostenido del país, apoyamos reformas en economía, infraestructura, transporte y agua, además de financiar un conjunto de proyectos en salud, justicia e innovación, áreas clave para impulsar el crecimiento sostenible.
Hacia el futuro, en sintonía con las prioridades del Estado peruano, enfocaremos nuestro apoyo en incrementar la productividad, mantener un ritmo alto de crecimiento económico y preservar las ganancias sociales, con un objetivo claro: potenciar su capital humano.
Cuando hablo de este tema, me refiero al aumento y mejora de las inversiones en las personas, en las peruanas y peruanos que constituyen el principal motor del desarrollo del Perú.
En las últimas décadas, el país ha hecho progresos notables en esta materia. Por ejemplo, en malnutrición crónica, logró que sus altas tasas de retraso en el crecimiento entre niñas y niños menores de cinco años se redujeran a menos de la mitad. En salud materna e infantil, el país ha conseguido mejorar considerablemente sus indicadores al reducir la tasa de mortalidad infantil en dos tercios y la tasa de mortalidad materna en casi 50%.
Existen aún importantes desafíos para potenciar el capital humano en Perú. Uno de ellos es incrementar la calidad de la educación, desde las primeras etapas hasta la educación terciaria, para que niños y jóvenes estén equipados con las habilidades necesarias para incorporarse al cambiante mercado laboral del futuro. Estas habilidades tienen que ver con la resolución de problemas complejos, trabajo en equipo y adaptabilidad, entre otras.
Por otro lado, debemos desplegar mayores esfuerzos para reducir las disparidades de género. Aunque Perú ha alcanzado importantes avances en la reducción de estas brechas en la matrícula escolar, por ejemplo, en el ámbito de la inclusión financiera solamente el 22% de las mujeres en el país tiene una cuenta de depósito o de transacciones, lo que constituye una de las brechas de género más grandes del mundo.
La desigualdad entre hombres y mujeres produce enormes pérdidas de la riqueza del capital humano. Un ejemplo extremo es la violencia doméstica contra las mujeres que, además de las graves consecuencias socioemocionales en las víctimas y sus familias, en el Perú produce una pérdida de productividad importante.
Hace poco presentamos un estudio enfocado específicamente en el Perú con un análisis profundo del gasto público y el impacto de las intervenciones en la erradicación de la violencia contra las mujeres. La principal conclusión fue que para maximizar los resultados es crucial mejorar la asignación de recursos en prevención, atención y protección, con coordinación multisectorial y un plan de largo plazo. Queremos contribuir en este ámbito, generando conocimiento que alimente el debate nacional y con apoyo financiero a intervenciones estratégicas.
Es necesario reconocer que las autoridades peruanas han logrado avances importantes en enfrentar la violencia de género dando mayor visibilidad a la problemática, destinando mayores recursos a esta agenda y fortaleciendo el marco normativo y el monitoreo de indicadores.
Perú ha sido una de las economías de más rápido crecimiento en la región en las últimas dos décadas, en las cuales el PIB real creció a una tasa promedio de 4.7%, cerca del doble de la región. Este alto crecimiento permitió al país reducir la pobreza y la desigualdad significativamente.
Aunque hay camino por recorrer para consolidar este escenario y aumentar la productividad en el país, existe un panorama alentador que debe potenciarse con la protección del capital humano. Desde el Banco Mundial estamos comprometidos, con nuestro apoyo financiero y técnico, en acompañar al Perú en su esfuerzo por promover un desarrollo sostenible y el bienestar de su gente.