Herramientas para emergencias emocionales
¿Cuántas veces has dicho “Feliz Navidad” casi por inercia? ¿Te has puesto a pensar en qué significa para ti y lo que puede representar para los demás?
A pesar de que las campañas publicitarias nos quieren vender imágenes de las familias perfectas reunidas en una mesa, comiendo panetón, repartiendo regalos y sonrisas por doquier, la realidad a la que nos enfrentamos no siempre coincide.
Eso me hizo pensar en estadística relacionada con las festividades de fin de año y esto es lo que encontré:
-Según una encuesta del 2023 de la Asociación de Psicología Americana (APA), el 89% de adultos en Estados Unidos se sienten estresados durante las fiestas de fin de año, 41% reportando mayor estrés que en cualquier otra época del año.
-El 68% de personas siente tensión financiera.
-El 66% de personas siente soledad durante fiestas.
-El 64% de personas que lidian con algún tipo de transtorno mental, siente que empeora.
Algo en lo que he estado pensando es que en el ambiente se siente un positivismo casi tóxico, en el que no se puede admitir que uno no se siente bien porque siempre hay algo que agradecer, siempre vamos a conocer a alguien que la está pasando peor o lejos de los suyos y eso hace que nunca haya el espacio suficiente para simplemente dejarse ser por un momento. Eso hace que muchas veces operemos en piloto automático y dejemos de realmente disfrutar o que exabruptos emocionales se lleven lo mejor de uno.
También sucede que los conflictos familiares son más evidentes y lo que es curioso, explotan por temas aparentemente triviales, cuando en realidad son macerados a lo largo de los años, algunos incluso pasados de generación en generación. Algo que no se puede negar en nuestra cultura es que somos unos genios ocultando, evitando conversaciones importantes que no se dan de manera oportuna.
Puedes sentirte agradecido y estar desmotivado o con sentimientos contrariados. Puedes querer a tu familia y aún así no querer pasar tiempo con ellos este año. Puedes sentir cordialidad por tus amigos en el trabajo y aún así no querer jugar al amigo secreto o no querer ir a una actividad social con ellos para celebrar el fin de año.
Cuando hablamos de manejo de conflictos, normalmente pensamos en relación con los demás, y claro, como personas somos seres sociales que no solo buscamos conexión, sino que la necesitamos, independientemente si seamos introvertidos o extrovertidos o nuestra batería social se agote cada vez más rápido.
Eso sí, no olvidemos que la relación más importante y más larga es con nosotros mismos. Entonces el mejor regalo que nos podemos dar es aprender a identificar cómo nos sentimos y buscar actuar acorde a eso. Poner límites con respeto es el mayor acto de empatía hacia uno mismo.
Si es que no cuentas con un botiquín o caja de herramientas para las fiestas de fin de año, aquí te comparto algunas:
Para aplicar con los demás:
-Si recibimos un comentario difícil o crítica para el cual no estamos preparados, en vez de responder impulsivamente, preguntarnos: ¿Existe una historia detrás? ¿Cuál es la verdad de la persona? Responder con curiosidad y hacer preguntas puede no solo traer razón a la emoción, sino abrir una conversación y conocer un punto de vista diferente.
-Especialmente en reuniones familiares, es más fácil evitar la vulnerabilidad y querer cambiar de tema ante un comentario difícil o una anécdota antigua que suele repetirse año a año. Ahondar desde la curiosidad y no la crítica, puede traer a la luz hechos e historias no contadas que hasta podría hacer que veamos a alguien bajo una nueva luz.
-Dejar conversaciones que ya no se sienten seguras (no confundir incomodidad con seguridad) y si la relación lo amerita, decidir retomarlas en una fecha posterior que sea buena para ambas partes.
Para reflexionar nosotros mismos:
-¿Cómo me siento en este momento? Para nombrar emociones, puedes ayudarte buscando en internet una rueda de emociones.
-¿De qué me siento orgulloso de mí en este año?
-¿Cómo me quiero sentir el próximo?
-¿Existe una acción dentro de mis posibilidades que me acerca a eso y qué pueda hacerlo ya?
-Si existe una persona en particular con la que sentimos mayor carga emocional, preguntarnos: ¿Realmente me siento de esta manera? ¿Es posible que esté proyectando otra situación a esta relación? ¿Es posible que esté cayendo en el rol de víctima? ¿He comunicado cómo me siento brindando ejemplos claros?
No olvidemos que las mejores relaciones son las que se trabajan, no las que evitan conflictos. En situaciones difíciles es donde más nos conocemos, fortalecemos la confianza en los demás y en nosotros mismos y donde reside el crecimiento. Los escenarios suelen ser más fatalistas en nuestra mente.
Que recibas de la mejor manera el 2025.
Hasta una próxima,
Debora