NINI: NI ociosos, NI improductivos
Escribe Besly Muñoz Quintana, alumna de Derecho de la Universidad del Pacífico.
Los jóvenes del Perú constituyen la base social, a través de ellos la sociedad es capaz de reconocer sus propios conflictos y contradicciones. Una sociedad moderna que amplíe, diversifique su economía y estructura ocupacional con servicios creadores de ciudadanía social cuyo sistema político sea participativo y tenga alta capacidad de promover y asimilar cambios, no debería tener con la juventud una relación distinta. Sin embargo, existen insuficiencias estructurales para incorporar a las nuevas generaciones al ámbito laboral, lo cual genera problemas ocupacionales, económicos y sociales.
Si bien, por un lado, existió un buen desempeño macroeconómico durante los últimos 25 años y el Perú tuvo tasas de crecimiento superiores al promedio de la región, el desempleo, el subempleo y la informalidad son problemas que persisten en el paranorama laboral de los jóvenes. Esto nos lleva a repensar la problemática de los denominados “NiNi”.
¿QUÉ SIGNIFICA SER NINI?
Los “NiNi” son todos aquellos jóvenes de entre 15 y 29 años de edad, que no se encuentran en ninguna de estas categorías laborales: empleado, estudiante o en capacitación. Según cifras de la Cámara de Comercio de Lima(CCL), durante el 2022, se registró cerca de un millón y medio de jóvenes NINIs, dentro de los cuales el 65% son mujeres, y el 15% de estas jóvenes son madres adolescentes.
Este sector de la población muchas veces es juzgado por su situación, haciendo referencia a su propio descuido y falta de aspiraciones para salir adelante. Sin embargo, de acuerdo a las cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sólo el 3% de jóvenes son personas inactivas e improductivas que no solo no trabajan ni estudian, sino que además no desean hacerlo. Por otro lado, el gran 97% restante, podrían no estar estudiando debido a barreras económicas, alguna discapacidad, y/o por estar trabajando en actividades no remuneradas. Asimismo, podrían no trabajar por estar infravalorados para los puestos disponibles o por enfrentar una reducción drástica en la demanda laboral.
NINIS EN LA GENERACIÓN DE LA PANDEMIA
La generación de jóvenes de la pandemia se caracteriza por la interrupción de sus programas educativos, la pérdida de empleos, el quiebre de emprendimientos y el desplome de sus ingresos. Según cifras del INEI, durante el último trimestre se ha registrado una caída en la población joven ocupada de 44%, respecto del 15% de estudiantes que dejaron sus carreras. Asimismo, según cifras del Ministerio de Trabajo, se estima que hacia el final del año, alrededor de 600 mil jóvenes abandonarán sus estudios superiores. Lo más preocupante, es que muchos de ellos querrán insertarse en el mercado laboral, pero más de la cuarta parte no podrá hacerlo.
REFORMAS EDUCATIVAS COMO UNA SALIDA
Nuestro país, con escasez de oportunidades, un sector educativo deficiente, un mercado laboral disfuncional y una legislación laboral compleja es el escenario perfecto para tener una alta tasa de “NINIs”. A su vez, esto aumenta el riesgo de que estos jóvenes puedan optar por delinquir o fomentar actos ilegales.
En Perú existe un desajuste y desvinculación entre la educación y el mercado laboral. Muchos jóvenes afirman que son discriminados por su inexperiencia, que la calidad educativa que recibieron no se alinea con las necesidades del mercado o que carecen de contactos para ingresar a un puesto de trabajo competitivo. Todo ello dificulta la inserción de los jóvenes al mercado laboral, no solo por falta de capacitación o desarrollo de habilidades en el trabajo, sino también por la toma de decisiones desinformadas, que puede llevar a la deserción.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), resalta la falta de articulación en la implementación de una serie de programas y acciones, así como también, la carencia de medidas para reducir la deserción escolar, factor relevante en la determinación de la condición futura de los jóvenes como NiNi. Se requiere entonces, brindar capacitación y orientación técnica a los jóvenes, el debido apoyo en su formación profesional para una adecuada inserción laboral y promover el emprendimiento y creación de pequeñas y microempresas. Sin embargo, las habilidades para el trabajo y la vida no solo se forman en las instituciones educativas. La familia y el entorno, son ámbitos de crucial importancia en la acumulación de habilidades, sobre todo blandas.
“La productividad no es todo, pero en el largo plazo es casi todo”.— Paul Krugman, premio Nobel de Economía
Nuestro país tiene desafíos por enfrentar en cuanto a la calidad de la educación, la alta informalidad, la mano de obra y otros aspectos del capital humano que son necesarios para apuntar a un desarrollo a largo plazo. Sin embargo, ese desarrollo y bienestar, no se pueden generar sin lograr el aumento y aprovechamiento de la productividad juvenil.
Los jóvenes NiNi, representan un capital humano que nuestro país desaprovecha, pues su inclusión en la fuerza laboral podría aportar, en promedio, alrededor de 5% del PBI, necesario para el crecimiento. Ese PBI potencial del que tanto se habla; es decir, la cantidad de bienes y servicios que produce nuestro país cuando utiliza a su máxima capacidad todos sus recursos de fuerza laboral, también depende de su capital humano que se encuentra en una población juvenil activa y preparada que refleje una fuerza laboral altamente productiva.
Ese nivel de productividad deseado, no se logra solo con el esfuerzo y la calidad del capital humano, sino también con los recursos que se tiene a disposición y que el Estado y las empresas privadas han de garantizar como políticas macroeconómicas favorables e incentivos fiscales que apoyen el empleo juvenil. Todo ello teniendo en cuenta la diversidad del contexto socioeconómico del país, el aumento en la inversión educativa, que dé mayor importancia a la orientación, al acceso a programas de enseñanza de calidad y al desarrollo de competencias que en futuro aseguren las habilidades necesarias para la inserción a los mercados laborales. Asimismo, se requieren medidas que faciliten la creación de empleo en sectores emergentes, brindando capacitaciones en carreras técnicas, productivas y/o que promuevan el emprendimiento.
Por lo tanto, invertir en la productividad de los jóvenes, es invertir en un desarrollo a mediano y largo plazo, así como en el mayor bienestar de la población. No más jóvenes NiNi: Ni ociosos, Ni improductivos.
Bibliografía:
-
OIT, TRABAJO DECENTE Y JUVENTUD en América Latina Políticas para la acción (https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—americas/—ro-lima/documents/publication/wcms_235577.pdf)
-
Caf.com.Reporte de Economía y Desarrollo – RED, 2016) (https://www.caf.com/es/actualidad/noticias/2016/10/fomentar-empleo-juvenil-formal-es-clave-para-el-desarrollo-peruano/)
-
Mundial, B. 2023, febrero 16
-
Q. S., Martín, S., & Tacna( EN PERÚ MÁS DE 1 MILLÓN 30 MIL JÓVENES NI TRABAJAN NI ESTUDIAN. (https://apps.camaralima.org.pe/repositorioaps/0/0/par/iedep-revista/iedep.%20300516.pdf)
-
Lima, M., Técnico, Inei, Indicadores & Mercado Laboral
(https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/boletines/02-informe-tecnico-mercado-laboral-nov-dic2020-ene2021.pdf)