Las brechas en la educación rural y su impacto en la economía
Escribe Lizeth Riveros Terrazo, alumna de Economía de la Universidad del Pacífico
El año pasado, debido al confinamiento tras la llegada del COVID-19 al Perú, los niños y niñas dejaron de ir a las escuelas, por lo que se implementó el programa “Aprendo en Casa”, con la finalidad de continuar con el desarrollo de las clases de educación básica de manera remota. Estas medidas, implementadas por el Gobierno, evidenciaron las limitaciones del sistema educativo peruano, especialmente en las zonas rurales, que tuvieron que enfrentar los niños, niñas y docentes del país, por lo que se contempla la urgente necesidad de erradicar las enormes brechas de desigualdad que persisten en nuestro país.
De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del INEI la asistencia de los niños y niñas a las clases brindadas por su colegio se redujo de 92% a 87%, para el 2020. La dificultad de los sectores no urbanos para acceder a energía eléctrica, dispositivos electrónicos o señal de Internet, son consideradas como las causas principales de la reducción de matrículas escolares. En especial, es importante mencionar que las regiones con menor conectividad fija en el país (IPE, 2020) son Pasco (13,8%), Ayacucho (13,5%), Cajamarca (9,6%) y Huancavelica (5%).
En las zonas rurales, el acceso a la tecnología es, incluso, más restringido pues sus actividades diarias no requieren el uso de dispositivos electrónicos. De hecho, en estas áreas del país la educación está influenciada por una vida de campo cotidiana, en la que sus principales actividades están dedicadas a la agricultura, ganadería y minería, entre otras. En algunos casos, las familias cuentan con un celular básico con línea prepago, que no cumple con las necesidades para que se pueda recibir clases y que, además, necesita una recarga cada vez que se acaba el saldo, lo que genera un gasto adicional que no necesariamente está contemplado en el gasto familiar mensual. Así, como lo menciona Cepal (2020), para las familias de zonas rurales es difícil destinar cerca del 14% de su ingreso mensual para poder adquirir el servicio de Internet.
Por el lado de los estudiantes, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2020), los niños y niñas entre 5 y 12 años son los más perjudicados porque, en términos generales, no tienen una buena conectividad. En efecto, en América Latina, el 90% de los hogares del sector rural no tiene acceso a Internet o cuentan con una velocidad bastante limitada, lo que dificulta el aprendizaje que pueden alcanzar los estudiantes en el desarrollo de las clases. En ese sentido, Bustamante (2020) sostiene que los niños ven “Aprendo en Casa” por televisión (75%), internet (18%) y radio (14%), características que impiden obtener una adecuada retroalimentación de los temas que están aprendiendo y resolución de las dudas que van acumulando.
Con respecto a los profesores y profesoras, según la ENDO (2018), en el Perú, cerca del 20% de docentes rurales no contaba con una computadora o laptop en casa y, aproximadamente, el 60% de ellos carecía de una conexión a internet. Asimismo, sufrieron por la falta de orientación en el desarrollo de “Aprendo en Casa” y en el manejo de herramientas tecnológicas. Este escenario dificultó el acceso a los recursos del programa, así como la comunicación con sus estudiantes. De hecho, en zonas rurales más del 60% se comunica con sus estudiantes a través de una llamada telefónica (Aragón y Cruz, 2020), porque es el único medio por el cual se puede llevar a cabo el seguimiento a los alumnos.
Estas deficiencias que afectaron al sistema educativo, tienen serias consecuencias en la economía. Por un lado, la deserción de los niños, que se estima sería de 300 mil estudiantes (Gestión, 2020), tendría un impacto en los ingresos laborales de los niños y niñas, en el futuro. De acuerdo con el Banco Mundial (Molina, 2020), los estudiantes que dejen de asistir a clases podrían perder, en promedio, 7,7 años de escolaridad, lo que equivale a una disminución de ingresos anuales de hasta 835 dólares a lo largo de toda su vida. Desde luego, aquellos niños y niña que no cuentan con una buena señal o un dispositivo electrónico, son los más afectados.
Por otro lado, la deserción de los adolescentes, especialmente en zonas rurales, a sus clases se debe a la falta de recursos económicos que los obliga a trabajar y reducir el tiempo que le podrían destinar a sus estudios. Esto se evidencia en los datos encontrados por (IPE, 2020), que muestran un incremento de mano de obra de trabajadores entre 14 y 18 años en las zonas rurales del país, desde que se inició el confinamiento. Esto equivale a 485 mil adolescentes de zonas rurales más, trabajando en el primer trimestre del 2021. Esta situación es alarmante pues induce a estos jóvenes a insertarse en sectores no competitivos y en áreas productivas que tienen pocas posibilidades de ascenso o desarrollo profesional. Esta situación incidirá de una manera tal que sus oportunidades de percibir mayores salarios y de mejorar sus condiciones de vida futura se verán reducidos.
En conclusión, la expansión del COVID-19 lo largo del país ha puesto en riesgo al sistema educativo peruano. La deficiente cobertura de Internet y la falta de capacitación a los docentes, acrecientan las brechas educativas existentes en el país y perjudican, en mayor medida, a aquellos niños y niñas que se encuentran en las zonas más alejadas del territorio peruano, condicionando su aprendizaje a la pronta apertura de sus escuelas. Es por eso que se exigen medidas urgentes que puedan frenar este efecto negativo y, que el Día del Maestro nos sirva, además de una celebración a los profesores, como un llamado a la reflexión sobre las limitaciones que siguen enfrentando ellos y sus alumnos para tener no solo una educación básica de calidad en nuestro país, sino también para disminuir las consecuencias en sus ingresos laborales futuros.
Referencias
Aragón, J. y Cruz, M. 2020: el año de las maestras y maestros en el Perú. Pontificia Universidad Católica del Perú. Recuperado de: https://escuela.pucp.edu.pe/gobierno/investigacion/reportes-tematicos-2/2020-el-ano-de-las-maestras-y-maestros-en-el-peru/
Bustamante, R. (junio de 2020). Educación en cuarentena: cuando la emergencia se vuelve permanente (segunda parte). GRADE, Grupo de Análisis para el desarrollo, (5), 1-12. Recuperado de http://www.grade.org.pe/creer/archivos/articulo-5.pdf
El 40,1% de los hogares del país tuvo acceso a Internet en el primer trimestre del 2020. (25 de junio del 2020). INEI. https://www.inei.gob.pe/prensa/noticias/el-401-de-los-hogares-del-pais-tuvo-acceso-a-internet-en-el-primer-trimestre-del-2020-12272/
Escobar F. y Gómez I. (2020). WhatsApp para el desarrollo de habilidades comunicativas orales y escritas en adolescentes peruanos. Comunicar, 28(65), 111-120. https://doi.org/10.3916/C65-2020-10
Gestión. (22 de setiembre de 2020). Unos 300,000 Escolares peruanos desertan en medio de la pandemia. Gestión. Recuperado de http://bit.ly/3gUiNK2
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Molina, O. (23 de agosto de 2020). El otro lado de la pandemia: las pérdidas en educación. El Comercio. Recuperado de: http://bit.ly/2Wo9tow