¿Estamos sobreendeudados?
Por Camila Loret de Mola, alumna de Economía de la Universidad del Pacífico
Tan solo dos semanas después de la vacancia del expresidente Martin Vizcarra, en un contexto de inestabilidad política, el Gobierno peruano colocó el 23 de noviembre, en los mercados internacionales, la emisión de bonos por un monto de 4,000 millones de dólares. Esta emisión ha sido un hito al destacar la capacidad del país de emitir 1,000 millones de dólares a 101 años.
Muchos han cuestionado si existe un riesgo al endeudarnos por tan largo plazo. Debemos entender que un bono es un mecanismo de financiamiento para que el emisor lleve a cabo gastos importantes. En este caso, el Estado peruano busca destinar los fondos captados a continuar atendiendo las necesidades inmediatas de la pandemia. Esta colocación no solo va a permitir financiar el alto déficit fiscal que se ha incurrido este año por el mayor gasto público y disminución en la recaudación de impuestos pero permitirá aliviar el pago de intereses y obligaciones de compromisos con vencimiento a corto plazo. Asimismo, no se está perjudicando a las siguientes generaciones, pero más bien es un apoyo intergeneracional. Hoy, nosotros pagamos las deudas de generaciones pasadas y las del futuro nos apoyan a nosotros. En adición, si la inversión que se pueda lograr con este influjo de capitales es eficiente los beneficiará.
Hoy somos 1 de 7 países en tener un bono a tal plazo. Por un lado, es un reflejo de la solidez macroeconómica y la alta confianza de la comunidad financiera internacional en nuestra economía. Es la segunda vez en el año, que a pesar de la mayor incertidumbre global y deterioro en las perspectivas en el crecimiento por el COVID, las fortalezas de nuestros fundamentos macro logrados en los últimos años han permitida una mayor demanda para los papeles peruanos. En esta ocasión, la demanda alcanzó alrededor de 15,000 millones de dólares, siendo la oferta inicial 3,000 millones. Esto es gracias a una larga trayectoria de bajos niveles de deuda, altos niveles de reservas internacionales y baja inflación traduciéndose en tener un indicador de riesgo estable posicionándonos como un país solvente. No obstante, tener este límite de deuda no es señal para endeudarnos aún más. Se debe de analizar el comportamiento del mercado en los bonos de largo plazo y la utilidad de las reformas por implementar en el país.
La estrategia ha cambiado a comparación de abril cuando se buscó emitir bonos a corto plazo al tener expectativas de menores tasas de interés gracias a las políticas expansivas de distintos bancos centrales. Esta vez, se han aprovechado las bajas tasas y la alta liquidez del mercado endeudándonos a largo plazo. En adición, con los tres plazos de la emisión; a 12, 40 y 101 años, se tiene una deuda diversificada y otorgan la posibilidad de suavizar el pago. Asimismo, siempre es posible la oportunidad de negociar y recomprar la deuda. Sin embargo, se debe de reforzar que la deuda tiene un límite para ser sostenible, siempre que la tasa de interés pagada este por debajo del crecimiento de la economía. Además, los bonos a 100 años se encuentran en un tramo ilíquido lo que podría complicar su recompra.
Con la nueva emisión de bonos se espera que nuestra deuda publica alcance un 35% del PBI (Macroconsult, 2020). Si bien este nivel está por debajo de la mediana de países emergentes (63%) y América Latina (82%), no es siempre bueno tomar deuda de inmediato al presenciar tasas más bajas. También, no podemos compararnos al nivel de deuda estimado para el cierre de años Estados Unidos de 98% de su PBI (Gestión, 2020). Un país desarrollado no necesita requerimientos específicos para acceder a esta mientras que uno país emergente como el Perú sí. Según, Reinhart y Rogoff (2010), el nivel de deuda a partir del cual el crecimiento económico se reduce es inferior para los países en desarrollo, es decir un país desarrollado tiene más libertad de deuda.
Por último, es importante mencionar que aunque la agencia calificadora de riesgo Fitch Rating, este martes, redujo la perspectiva para la economía de estable a negativo, aún se mantuvo el perfil de deuda soberana en BBB+. Esto significa que aunque la predictibilidad política del país se ha deteriorado aún la confianza en el Banco Central del Perú, el MEF y la SBS como sus funcionaros es alta. Lo importante de rescatar de esta emisión es que gracias a la responsabilidad que hemos tenido como país nos hemos podido pedir prestado y enfrentar esta emergencia.
No obstante, creo que es clave para el crecimiento del país y posibilidad de implementar reformas fiscales y dirigidas a impulsar la productividad económica, una cohesión por parte de la política y sector económico. El crecimiento en paralelo de ambos llevará a un mayor desarrollo. Ahora el rol del Ejecutivo y Legislativo es comprometerse al patrón que nos ha permitido tener ahorro y acceso a crédito y evitar tener un riesgo económico aprobando leyes que perjudican la caja fiscal. Hoy tenemos grandes costos fiscales, por ejemplo la aprobación de la Ley que permite la devolución a los aportantes de las ONP tiene un costo total de S/ 15,955 millones. Debemos procurar seguir teniendo una sólida política fiscal. En línea con la reforma fiscal proyectada por el Marco Macroeconómico Multianual 2021-2024 que busca aumentar los ingresos en 1.5% del PBI. Al final el objetivo es buscar la mayor eficiencia en la economía y no solo endeudarnos al percibir una mayor facilidad, no olvidemos lo ocurrido durante los 80´s.