El impacto de la crisis política
Camila Gárate, estudiante de Economía de la Universidad del Pacifico
El Perú se caracteriza por experimentar constantes tensiones y enfrentamientos políticos. Estos traen consigo un impacto negativo en la economía del país y en nuestras finanzas personales. Si bien la crisis sanitaria ha dejado las cuentas nacionales debilitadas, la crisis política incrementa su impacto negativo. La disminución en la confianza de los inversionistas, el alza del tipo de cambio, el aumento del riesgo país y el desempleo son algunas de las secuelas que estamos presenciando.
Los últimos meses, los peruanos hemos sido testigos de la hostilidad entre el Poder Ejecutivo y Legislativo en diversas ocasiones. A inicios del mes de agosto, el Congreso le negó la confianza al Gabinete de Ministros encabezado por Pedro Cateriano. En nuestro pais, no se había negado el voto de investidura a la cabeza de ministros en al menos 20 años. A mediados del mismo mes, el Congreso interpeló al Ministro de Educación por el proceso de licenciamiento de universidades y supuestos favorecimientos a ciertos centros de estudios.
A finales del mes, el Ministro del Interior también fue citado al palacio legislativo. En esa ocasión, las comisiones de Defensa y Fiscalización del Congreso cuestionaron los hechos ocurridos en el operativo policial en la fiesta clandestina de Los Olivos, la cual produjo la muerte de 13 personas.
Asimismo, el mes de septiembre agendó fechas importantes, quizás las que más daño hicieron al país. Los días 4 y 7 de septiembre la Ministra de Economía fue interpelada por su gestión frente a la pandemia. Adicionalmente, el día 11, el pleno aprobó la admisión de la moción de vacancia presidencial por incapacidad moral, la cuál se debatió y votó una semana después.
La tensión entre ambos poderes tiene repercusiones en la economía del país y en las finanzas de nuestro día a día. Primero, la elevada incertidumbre política deteriora la confianza de los inversionistas. Los empresarios están a la espera de tener mayor certeza para apostar su dinero en el país. Además, las tasas de los bonos soberanos tenderán a subir, ya que la crisis perjudica el apetito por estos. Esto ocasiona que se deba incrementar su retorno esperado para que los compradores mantengan o incrementen su posición.
En segundo lugar, esta baja entrada de capitales, sumada al enfrentamiento político y otros factores (reducción de importaciones, abundante liquidez en soles, etc.) ha generado que el tipo de cambio alcance niveles no observados en más de 15 años.
En tercer lugar, la incertidumbre política es uno de los factores que eleva el riesgo país. Este es calculado por el banco americano JP Morgan. Basado en el índice EMBI+, busca estimar el riesgo político y la posibilidad de que un país pueda incumplir con sus obligaciones de pago a los acreedores internacionales. Este mes cerró en 1.25 puntos porcentuales, 3 puntos básicos por encima de la sesión previa. Esto genera que financiar un proyecto, obtener un crédito, sea más costoso.
En cuarto lugar, el desempleo es una de las consecuencias más duras de esta crisis política. La poca certeza en el entono económico y político genera que las empresas tengan temor de contratar personal. Según el INEI, los sectores más afectados son comercio, servicio, construcción y manufactura. Estos representan, solo en Lima Metropolitana, cerca de 2 millones de empleos perdidos.
Finalmente, los constantes cambios e interpelaciones a los ministros, así como las observaciones de los proyectos de ley por parte del Congreso, retrasan la toma de decisiones y gestión de la administración pública. Esto da lugar a que se posterguen acciones que son necesarias y urgentes especialmente en este momento de pandemia.
Las elecciones generales que viviremos en breves meses, naturalmente, incrementarán la incertidumbre nacional. No obstante, es nuestra oportunidad como ciudadanos de elegir responsablemente y evitar que los enfrentamientos políticos dañen nuestra economía.