Entonces, ¿bailamos con mascarillas?
Diego Gupioc, alumno de Ingenería Empresarial de la Universidad del Pacífico
Recuerdo la última vez que acudí a un bar, eran las 10 de la noche cuando, acompañado de unos amigos de la universidad, salimos en busca de un ambiente cómodo en el que podamos pasar una noche amena. En algunas ocasiones celebrábamos un acontecimiento, en otras solo buscábamos un momento para compartir y recrearnos.
Había días en los que se hacía difícil encontrar mesas disponibles en algunos locales, sobre todo en verano, fechas en las que la concurrencia a estos establecimientos aumentaba considerablemente.
Si bien ciertos sectores, que han sido afectados por la presencia del COVID -19, se han reinventado para operar en tal contexto, los negocios de entretenimiento, y siendo más específicos, los bares y discotecas fueron duramente golpeados por las medidas tomadas para contrarrestar la pandemia.
Entonces, a partir de lo mencionado, surgen dos preguntas importantes: ¿cuánto afectó la pandemia a este sector económico? y ¿cómo afrontaran este contexto estos modelos de negocio?
En términos del PBI, los bares, discotecas y pubs están considerados como “servicio de bebidas”, perteneciente al subsector “Restaurantes” y este, a su vez, al sector “Alojamiento y Restaurantes”. Según cifras del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), el servicio de bebidas creció en 8.9 % en febrero con relación a cierre del 2019.
Sin embargo, para fines de marzo se registró una caída del 49.43% debido a las medidas de confinamiento tomadas por el Estado. El 06 de junio, el Instituto Nacional de Estadística e Información (INEI) publicó la “Encuesta Mensual del Sector Servicios” en la que resalta que existe una reducción del 99.9% en actividades de servicio de bebidas por el aislamiento social dictaminado por el Gobierno. Estas cifras demuestran el duro momento por el que están pasando las empresas que brindan este tipo de servicios.
Antes de la pandemia, el atractivo principal de los bares y las discotecas era la experiencia que ofrecían de la mano de la venta de tanto productos terminados como procesados. El modelo de negocio de estas organizaciones está basado en brindar un lugar de encuentro bajo conceptos que varían según el tipo de público objetivo. Con las medidas de confinamiento, empresas con este modelo de negocio se ven críticamente afectados ya que no pueden ofertar el valor agregado que ofrecen regularmente.
Cambio de perfil
Asimismo, se debe tener presente que la cuarentena y el COVID – 19 han moldeado un nuevo perfil de consumidor que toda empresa de este rubro debe tener en cuenta al retomar sus actividades. Podemos decir, más aún en estos casos, que la resiliencia es un punto clave hoy en día y más que un valor agregado ahora se ha convertido en un pilar fundamental.
Ipsos Apoyo publicó una encuesta el día 14 de abril en la que mencionan que dos de cada cinco personas tratarán de asistir menos a discotecas o bares. Además, uno de cada cuatro personas ya no asistirá a estos establecimientos.
Por otro lado, las tres condiciones mínimas para que puedan acudir a estos lugares son: la reducción del aforo permitido actualmente, la capacidad de brindar buenos estándares de limpieza y la facilitación de dispensadores de gel y jabón.
Si bien los puntos mencionados anteriormente tomarán relevancia para cuando sea factible asistir a estos establecimientos, ¿sería posible que estas empresas brinden su servicio a través de la modalidad de delivery?
En el presente, muchos bares y/o discotecas han reinventado toda su cadena de suministros para que puedan operar bajo esta modalidad. En el mercado actual se pueden encontrar empresas que ofrecen llevar a tu casa la experiencia de preparar cualquier trago que antes se adquiría en sus locales. El objetivo es cubrir una necesidad temporal que puede tener su cliente.
Aunque no representa el mismo volumen de ventas de lo acostumbrado, el funcionamiento de este modelo de negocio no permite que funcione a un corto plazo. En muchos países, la apertura de estos establecimientos se ha dado en la fase 3 en un periodo avanzado, tomándose medidas estrictas para el funcionamiento de los mismos.
La situación del país no permite que la posibilidad de apertura se pueda discutir dada la alta cifra de contagios. Pero se deben tener en cuenta las tendencias que se dieron en países que ya permitieron la apertura de estos locales.
Los establecimientos tendrán que disminuir el número de clientes de atención para garantizar el distanciamiento social. Aumentarán las medidas sanitarias para que el ambiente esté limpio y desinfectado. Los protocolos de operatividad tendrán que reinventarse para poder operar bajo este nuevo marco. Estas medidas, en algunos casos, aumentarán el costo de estas organizaciones para brindar el mismo servicio que ofertaban anteriormente y; en consecuencia, aumentará el precio de la carta.
No cabe duda de que este sector ha sido golpeado duramente por los efectos de esta pandemia. Lo positivo es que las empresas que se adaptaron a este contexto, a través de soluciones innovadoras, siguen en el mercado. Brindando un servicio diferente, pero cubriendo una de las necesidades que tienen los clientes que no pueden acudir al local: el consumo de producto procesado mediante una experiencia.
La necesidad de socializar siempre existirá y el reto de estas empresas está en cómo satisfacerlas. No hay pandemia que dure cien años, ni ingenio peruano que lo soporte. Es hora de reinventarnos, es hora del cambio.