Expectativas en el sector turismo en tiempos de pandemia
Eduardo Ramos, estudiante de Economía de la Universidad del Pacífico
El turismo es una industria que contribuye al crecimiento y desarrollo económico de los países, constituyéndose como uno de los factores trascendentales en la lucha contra la pobreza. Tiene un carácter multipropósito porque está conformado por varias actividades económicas que producen y proveen diversos bienes y servicios a los visitantes.
En 2019, esta actividad contribuyó a un 3.9% del PBI peruano y generó aproximadamente 180,000 puestos de trabajos. Ahora que todo se ha visto paralizado por la pandemia, es oportuno preguntarnos ¿qué le esperan a estos indicadores tras el impacto mundial del Covid-19?
El Perú goza de un patrimonio natural y cultural extraordinario e incuestionable, ocupa el cuarto lugar en el Índice de Competitividad Turística 2017 de Latinoamérica elaborado por el Foro Económico Mundial. Se le destacan aspectos como sus recursos naturales, culturales, infraestructura, nivel de instrucción y calidad de atención del personal dedicado al turismo.
Es evidente que, ante los ojos extranjeros, Perú es un destino atractivo; Sin embargo, el turismo interno también es considerado como una oportunidad para muchas familias y empresas que, antes del Covid-19, dedicaban se dedicaban a generar ingresos y puestos de trabajo desarrollando este sector.
Para analizar el impacto negativo generado en las actividades turísticas del país, primero hay que entender por qué hoy por hoy no se puede realizar esta actividad económica. El turismo es un campo donde el turista (consumidor) es el que se desplaza para obtener el producto.
El transporte es un factor determinante en este circuito, pues representa el medio que permite llega al destino, el medio que permite los desplazamientos dentro del destino y, en un número reducido de casos, representa la propia atracción turística.
En términos simples, esto significa que un cambio en el transporte impacta directamente a las actividades económicas del sector turismo. Una reducción en la demanda de boletos aéreos, trenes, barcos o cualquier otro medio genera que la demanda por el servicio turístico también se contraiga.
Actualmente, 180 países (aproximadamente el 83% de destinos mundiales) tienen restricciones de salida y entrada al territorio; Perú es uno de ellos. Esto ha generado que, tanto los consumidores como ofertantes del servicio sean impactados negativamente por la aparición del coronavirus. En las diferentes regiones del país existen diversas actividades económicas que hoy no pueden realizarse.
Los primeros afectados son los artesanos que venden productos en el exterior o cerca de las atracciones turísticas; los segundos son los servicios de alojamiento que reciben ingresos acordes al número de visitantes; los terceros son las agencias de viajes y los cuartos los guías turísticos.
A pesar de la crisis, el de que el panorama es incierto para estos agentes de la economía peruana; no todo está perdido. Existen sectores que están siendo atendidos por el gobierno peruano con diferentes programas y políticas públicas. Por ejemplo, se están dando beneficios a empresas, se están entregando bonos, dando prórrogas tributarias, ampliaciones de créditos, “Reactiva Perú”, bono “Quédate en Casa”, Fondo de Apoyo Empresarial MyPE y Turismo Emprende. Estos últimos tienen como objetivo contener la crisis del sector y proteger a los servidores del turismo en el país
Si uno se pregunta ¿cuándo alguien podrá viajar y visitar las maravillas que ofrece el Perú?, sabe que la respuesta es incierta. Sin embargo, esta situación es una oportunidad para adaptarse a la nueva realidad que se vive en todo el mundo y desde esa visión reestructurar el sector hacia uno que provea más oportunidades, donde se aprovechen de mejor manera los recursos.
Por ejemplo, el programa Turismo Emprende ayuda únicamente a la oferta turística; sin embargo, para que un bien o servicio beneficie a la sociedad en su conjunto es importante estimular a la demanda una vez pase la crisis, esto a través de políticas previamente evaluadas por el gobierno.